Wednesday, January 21, 2009


LA GUARDIA CIVIL DE TRES CANTOS

Hace ya unos años, cuando estaba recopilando datos sobre nuestra ciudad, se me ocurrió visitar los archivos de la Benemérita. Considerado de valor histórico y con motivo de la celebración del día del Pilar Patrona del Instituto, hago público mi investigación.
Según estos documentos, hay constancia de que en 1910 ya existía el Puesto de Tres Cantos, cuya demarcación se desconoce. Existió mucho antes pues en el Boletín Oficial de la guardia Civil de 24 de Diciembre de 1867 podemos leer en su página 8512: “Servicios del Cuerpo. Primer Tercio.- Provincia de Madrid. Puesto de Tres-cantos.- Los guardias 2ª Ramón Agra Vazquez y Eustasio Recuero Garrido, prestaron los más eficaces auxilios a Carlota García, que hallaron herida, a consecuencia de una caída que dio”.
En la relación de los puestos con expresión de las Lineas, Compañías y Comandancias a que pertenecen de 1902, podemos leer: Puestos en la “Linea de Colmenar.- Colmenar Viejo, Miraflores, San Agustín de los Reyes y Tres Cantos.”
Entre los papeles, unas fotografías correspondían a lo que, años más tarde, iba a ser la ubicación de un cuartelillo para un destacamento de la Guardia Civil.
En aquel mismo lugar ya existía una edificación, en el camino de Colmenar Viejo, destinada a parada Postas y donde se efectuaba el relevo de los caballos, de ahí que fuese conocida como la Casa del Relevo.
Naturalmente estaba dotada de establos de un corral trasero y de algunas habitaciones.
Pues bien, corría el año 1950, cuando se decidió construir una casa - cuartel desde luego sin grandes pretensiones en los terrenos próximos a la Casa del Relevo, por ser los más apropiados y próximos a la finca de Las jarillas, donde por aquel entonces estaba realizando los estudios SS.AA. Real el Príncipe Juan Carlos, sus agentes serían destinados en la citada finca para ejercer funciones de seguridad.
Por motivos varios, quizás por ser la estancia del Príncipe no muy larga en aquella residencia, o por no ser los terrenos los más apropiados por la proximidad del canal de Isabel II o la Hidráulica Santillna, la cuestión es que el edificio proyectado no se llevó a efecto y se consideró que el edificio de La Casa del Relevo, que en aquellos momentos ya no ejercía como tal, por haber desaparecido la carreras de postas, era suficiente para acomodar en él al destacamento de la Guardia Civil y poder ejercer sus funciones de igual modo.
Ya entonces se denominaba Casa Cuartel “sita en el lugar denominado Tres cantos término Municipal de Colmenar Viejo (Madrid) se halla emplazada en una parcela propiedad de dichoAyuntamiento, dentro a su vez de unos terrenos del Excmº. Sr. Duque del Infantado que la circundan en su totalidad.”
“Lo construido es muy pobre, a base, de mampostería y barro con cubierta a dos aguas, de teja árabe. En sus tiempos, fue Casa de Postas, para el relevo de tiros en el camino Real de Francia”. La Torre de las Parada era la Posta inmediata antes de la llegada a Madrid.
Los terrenos de la Casa del Relevo, ahora Casa Cuartel “limitaban al Norte, con los terrenos del Colegio de La Paloma, al Oeste con las tapias del Monte del Pardo, al Este con la carretera de Madrid a Colmenar y Miraflores y al Sur se extiende delimitada entre la tapia y la carretera, en dirección a Madrid.” Se accedía “desde la carretera de Miraflores por medio de un camino sin afirmar de 5 mts. de calzada.”
La señora Pantaleona, tenía allí ganado y caballería. Como curiosidad la leche con la que desayunaba el Príncipe todas las mañanas, procedía de las vacas de esta señora.
Por tanto el primer destacamento de la Guardia Civil en Tres Cantos fue el establecido en La Casa del Relevo, cuya fotografía podemos apreciar y que estaba situada en la proximidad de la casa del canal de Isabel II, derribada al construirse la autovía.
El destacamento fue establecido con carácter eventual el 7 de noviembre de 1948 con la dotación de un Cabo y diez guardias, que tenían como misión la vigilancia de la finca “Las jarillas”, residencia de “una alta autoridad”.
Quedando reducido en enero de 1950 a un cabo y seis guardias al quedar en suspenso por estas fechas su cometido. Consistía el edificio “de un pabellón para el Comandante de Puesto y dos locales capaces para seis solteros.”
La precariedad era evidente, baste una anécdota que ilustra la misma. En la casa cuartel no había agua, ni pozos ni fuentes próximas utilizándose para abastecerse de agua una fuga que existía en “la parte de tubería al descubierto de l a Hidráulica de Santillana, pero que una vez reparada la fuerza del destacamento tenía que recorrer cerca de un kilómetro, tanto para dar agua al ganado como para proveerse de la necesaria para usos domésticos y beber el personal.”
El manantial, para más penuria estaba a punto de agotarse. Es obvio que carecía de los servicios de saneamiento más elementales.
El 27 de agosto de 1956 es autorizada la supresión del Puesto de Tres Cantos de la 101 Comandancia y debía pasar su demarcación a incrementar las de los Puestos limítrofes de Colmenar Viejo y San Sebastián de los Reyes.
Sin embargo no iba a ser hasta el día 20 de enero de 1964, cuando la “CASA CUARTEL y terreno colindante en el término municipal de El Pardo, del paraje denominado Tres Cantos, que estuvo destinado a cuartel de la Guardia Civil, con una plazoleta frente
a la fachada principal y un camino de acceso a la carretera de Madrid a, Miraflores con salida al hectómetro primero del kilómetro veinte, del que se halla contigua la finca ”, se entregara de forma definitiva Al Ayuntamiento de Colmenar Viejo.
Marcos Mayorga Noval (Asturquín)
Licenciado en Geografía e Historia
La Guardia Civil de Tres Cantos
w w w . b o l e t i n t r i c a n t i n o . c o m

Saturday, January 17, 2009

POEMA ACRÓSTICO

Asturquín


Muerto está, ahora, mi padre
Inmerso en la soledad
Postrado en un gran nicho
Allende su pueblo natal.

Detrás se fueron con él
Romances y desventuras
Envites y sinsabores
Soportados y asumidos
En lucha que fue sin igual.


Llamaba y clamaba al cielo
A todos trataba igual
Mucho quería a sus hijos
Alguno no lo entendía
Buscaba y no halló en vida
Alianzas de corazón.

Frecuente hacía llamadas
Ensalzando nuestras virtudes
Lamentaba el pasar de años
Incapaz de unir hermanos
Pacientes en la mesa paternal.

En vano decía a todos:
Misión tuya es tal cosa.
Atended a mis llamadas
Yantar unidos es perdón.

Olvidad viejas rencillas.
Rencor, habéis de expulsar
Gustaría a tu madre, ver a todos
Avenidos y en la paz

Soñaba ver sus hijos
Aunados y amorosos
Entablando entre todos
Zambullidas coloquiales

Nunca olvidaré a mi padre
Aduar de mis emociones
Cajón en donde caían
Insidias y contrariedades
Obsesiones de malos tiempos.

Ensueño son mis encuentros
Nunca me negó nada
Cazamos muchas jornadas
Atendía mis llamadas
Silenciando desventuras

A todo sobrepasaba
Su genio, carácter y figura
Ocupando el pensamiento
Laborando soluciones.
Acaso encontrara alguna.

Pudo vivir muchos años
Rastreando sus memorias
Oteando el horizonte
Veraneando en la aldea
Imaginando y soñando.

Nunca en muchos años
Conoció juntos los hijos
Inmerso encontró por fin
Atrevida solución

Decidió entregar su vida
Esperando, de esta forma,
Alcanzar por defunción
Victoria tan deseada,
Inmersa en su habitación.

La decisión unió a todos
Aunque fuera aquel instante
Feliz se fue mi padre
Incluso llegó a decir
No seguid hijos así.
EL HIDALGO QUE NO EXISTIÓ.
Asturquín

A Dios daba hoy las gracias por dejarle alcanzar la cresta, al punto de la vida a donde tan sólo anidan águilas y los buitres vuelas por debajo de las cimas, libre de arbitrariedades y del perecer de muchos, la mar de veces con criterios linajudos procedentes de ciertas escuelas, creadas por ellos mismos, en guetos sutiles, de lazos invisibles y bien trazados que los unen con las genuinas patentes de corso.
A esa atalaya, desde donde al otear el lejano y casi olvidado horizonte, se encuentra la claridad, de la que generacionalmente solo unos pocos disfrutan, para poder revivir el comienzo de la andadura, por este proceloso mundo montado en cabalgadura medieval, olvidada, con lanza por espada en pos de arreglar el mundo. ¡Ay!, ¡Desilusiones e ingratos sinsabores! Derramados van ahora, deslizándose lentamente por las laderas que al otero circunda, y se van perdiendo en el fondo del valle.
El daño irreparable, del que muchos hacen gala, es del caso y más por los que cabalgan juntos, pobre del que llega el último pretendiendo ser excepción; muchos fueron desengañados, otros se percataron e imitaron aspectos camaleónicos para seguir en el juego de una vida que para ellos fue vetada, tratando de seguir caminos privilegiados con los que otros llegaron a su atalaya y la bolsa de sus rémoras aliviada.
El ser caballero andante, de los primeros de lista sin patente tan deseada, rehuyendo el abandono y tratando de conducir el carro, prosiguiendo sueños inalcanzables poniendo por bandera la propia desventura y sufrimiento continuamente, dejando el yelmo y la coraza en el porche de la casa, el seguir montado rocín sin armadura, con la camisa desabrochada, pecho fuera y el corazón por escudo, no es heroico, es locura.
Cuando en Navidades atrás, por las transitadas calles, repletas de tenderetes, vendiendo figuritas de barro, aceitunas a granel, verduras de todas clases, entre tómbolas y feriantes de escopetas de balines y tiro al blanco, invitaban a derribar aquellos muñecos de trapo, iba nuestro caballero andante mezclado entre las gentes con sus pantalones cortos, ya en su cabeza rondaba la leyenda de sus héroes de Ivanhóe o aquel de la Coraza Negra.
¡Ah! Como es el mundo, conciudadanos diferenciados de hombres y mujeres, ésta nunca fue política acertada, fueron pocos los buenos que ordenaran y si muchos los buenos ordenados y por ser lo justo utopía soñada, el caballero que alcanzaba ufano aquella atalaya, el lastre soltaba, expulsaba y se desembarazaba de ella y lanzándola al abismo exclamaba: ¡Dios ¡ También decías Cid, que buen vasallo hubiese sido yo, si hubiese habido buen Señor.

Friday, January 02, 2009



GLOBOS CAUTIVOS EN MELILLA
Asturquín

En España, Agustín de Betancourt, durante el reinado de Carlos III, funda la Escuela de Ingenieros Caminos Canales y Puertos, el 28 de noviembre de La primera ascensión no tripulada la llevó a cabo Agustín de Betancourt, fundador de la Escuela de Ingenieros Caminos Canales y Puertos, ante la Corte de Carlos III de España el 28 de noviembre de 1783.
En Aranjuez tuvo lugar el primer intento de las ascensiones con este medio; a bordo se encontraba el francés Charles Bouche, que resultó herido el 6 de junio de 1784. Sería el italiano Vicente Lunardi quien lo consiguiera el 12 de agosto de 1792, desde los jardines del parque del Buen Retiro de Madrid, tripulando el globo durante una hora hasta el pueblo de Daganzo, en la Comunidad de Madrid, repitiendo el 8 de enero de 1793, en Aranjuez.
El 15 de diciembre de 1884 se crea el Servicio Militar de Aerostación, a partir de la 4ª Compañía del Batallón de Telégrafos, con la misión de emplear estos medios, globos aerostáticos y dirigibles, al estudio y tareas de observación, creándose en 1896 como unidad independiente la Compañía de Aerostación.
En Madrid, el 27 de junio de 1889, la regente María Cristina de Habsburgo - Lorena, con ocasión de una visita a maniobras que dicha Compañía efectuaba en la Casa de Campo, hacía una ascensión en uno de estos globos cautivos. El 22 de enero de 1906, Fernández Duro, a la sazón presidente del Real Aéreo Club de España, cruzaba por primera vez los Pirineos en su globo Cierzo.
Cuando intentaba batir el récord mundial de altura en globo libre, a bordo del Hispania, moría trágicamente el comandante de artillería y aeronauta Benito Molas el 18 de septiembre de 1928, consecuencia de una congestión pulmonar Había alcanzado los 11.000 m. de altitud, según señalaba el barómetro, una vez localizada su barquilla con los restos del comandante fallecido.
Uno de los impulsores de los globos militares en España fue Don Carlos Lázaro Ávila, que había ingresado a los 17 años ingresó en la Academia de Ingenieros de Guadalajara; el mismo año de su graduación solicitaba su traslado a la Escuela práctica de Aerostación. Como consecuencia de su experiencia aerostera, en 1909 se integra en la expedición aerostática militar destinada a Melilla, en apoyo de las tropas del general Marina. Algunos de los nombres que subieron en sus barquillas, como el capitán Gordejuela, o el comandante de Estado Mayor, Barrera, aprovecharon este medio.
El rendimiento que se sacó a la intervención de los Globos en la Campaña de 1909 fue fundamental, dado que los medios de observación no estaban muy desarrollados, tanto en cuanto que los oficiales, para observar el movimiento del adversario, simplemente se apoyaban en medios rudimentarios como colocarse en lugares lo suficientemente altos como para tener algún resultado; era habitual la colocación de los carros de aprovisionamiento de munición o de víveres en forma vertical, para encaramarse a ellos.
Los Globos de hidrógeno, como cualquiera otra nave, eran bautizados con nombres que tenían algún significado en la Historia de España u otros eventos significativos. Nombres de los que intervinieron en aquella campaña eran Reina Victoria, Júpite, Urano.
Con la ascensión del globo cautivo hasta 900 metros, se conseguía descubrir tanto nuevos aduares como campamentos rifeños, y como consecuencia de las indicaciones que desde la barquilla se facilitaba por los aeronautas, era posible que los disparos de los cañones de los barcos de guerra y las baterías desde los fuertes, como el de Camellos, efectuaran los tiros con precisión. Por otra parte, eran observados, con todo género de detalles, los movimientos que hacía la harka, por lugares que difícilmente se podían localizar por otros medios en el Rif. Desde los globos militares se observaban los barrancos y a la altura de Mar Chica se podía inspeccionar los montes de Nador y Atalayón.
También se elevaba con ocasión de prevenir ataques, en apoyo de movimientos o formaciones tropas propias, para evitar sorpresas inesperadas. Así con ocasión de que el general Tovar, el once de agosto, pasaba revista a las unidades de la división de cazadores y ocupando las tropas el que se extendía desde la falda del fuerte de Camellos, esperando la llegada del general Marina, los oficiales de ingenieros observaban desde la barquilla, las altas lomas del Gurugú, y la actitud de los musulmanes. FIN