Sunday, June 26, 2011


Los atentados a la Reina Isabel II



El 4 de mayo de 1847 en Madrid, la reina Isabel II sufría un atentado. sobre las ocho y media de la tarde, ya anochecido, la reina regresaba de dar un paseo junto con los Infntes Francisco de Paula y María Josefa, en una carretela descubierta y sin escolta por la calle de Alcalá, dirección a la puerta del Sol; a la altura del número 13, cuando el carruaje real pasaba junto a una berlina de alquiler que ocupada por Ángel de la Riva y se encontraba parada entre la casa de las diligencias y la casa de la aduana, se escucharon dos detonaciones. En un primer momento, se oyeron las que se pensaba fueron realizadas por unos chiquillos que estaban jugando a explosionar petardos en plena vía pública. La misma reina declaraba al alférez de la guardia real que había sentido las balas cruzar frente a ella.
Sin embargo, fue un redactor del periódico El Clamor Público, Ángel de la Riva y Berroando nacido en Santiago de Compostela en 1819, periodista y abogado español, quien las había efectuado contra la persona real, siendo detenido. Era descendiente de una familia acomodada de la sociedad gallega. Había estudiado la carrera de abogacía en la Universidad de Santiago. En 1844 llega a Madrid en compañía de su hermano que preparaba su ingreso en el Colegio Militar, estableciéndose en la capital donde pasó a colaborar con el Clamor Popular, al mismo tiempo que trabajaba en el bufete de Félix Erenchun. En 1847, año del atentado se casa con Juana Berdeales, una sobrina de Ramón de la Sagra que a la sazón padecía tisis pulmonar, motivo por el que pensó en hacer un viaje con suegro y esposa a Galicia, previsto para el 8 de mayo. A juzgar por los que le conocían era un hombre bajito, delgado, con anteojos y la voz algo atiplada, que sufría crisis ocasionales de epilepsia, en que durante varios minutos permanecía aturdido e incapaz de hablar o moverse.
Esa misma noche las autoridades comenzaron la investigación sobre los hechos. Se interrogó al correo, cochero, palafreneros y lacayos de la reina, a los carabineros de la aduana, a los empleados de los comercios cercanos y al cochero y lacayo de la berlina de alquiler, sin embargo no pudo establecerse con certeza si las detonaciones habían sido producidas por disparos o por petardos, ni de dónde habían provenido exactamente; sólo dos ciudadanos ingleses que estaban de paso en Madrid aseguraron haber visto a un hombre disparar desde la berlina parada en la calle. En el lugar de los hechos se hallaron restos de un petardo quemado y dos desconchones en una fachada cercana, que fueron analizados por si hubieran sido producidos por impactos de bala. El encargado del alquiler de coches señaló que en el momento de regresar la berlina se encontró uno de sus cristales empañado con un polvo ceniciento, que los empleados habían limpiado esa misma noche.
Averiguado su domicilio por las señas que dio el cochero de la berlina, en la madrugada del 6 de mayo el jefe político de Madrid Patricio de Escosura, se personó en la vivienda de La Riva, en la calle Concepción Gerónima nº 13, procediendo a su detención y al registro de su casa, donde se encontraron los billetes a Galicia para el próximo día 8 y dos pistolas de cuatro pulgadas de largo con señales de haber sido disparadas recientemente. En su declaración ante el juez, De la Riva relató que ese día había alquilado la berlina desde el mediodía, y después de hacer algunas gestiones personales en la ciudad se había dirigido a una galería de tiro a la que solía concurrir habitualmente para ejercitarse con las armas; posteriormente, de regreso a su casa, había sufrido uno de sus accesos epilépticos, mandado al cochero detener el carruaje en el lugar de los hechos, sin poder precisar lo ocurrido.
Como resultado del proceso abierto, fue condenado a muerte, aunque posteriormente la pena le fue conmutada a prisión, para posteriormente reducir la pena al destierro y finalmente ser indultado en 1849. El indulto es concedido por la Reina Isabel II, con el beneplácito de su Madre María Cristina.
"Señora
Cuando al sublime rasgo de especial clemencia que la Reina, vuestra Augusta hija acaba de favorecerme, ha querido V.M. añadir nuevo mérito, aceptándolo como el mas grato obsequio en su solemne día; no extrañará V.M que me apresure a ofrecerle, de la única manera posible, el testimonio de mi mas vivo reconocimiento.
¡Plugue el Cielo colmar de bendiciones la interesante vida de V.M. cuyo augusto nombre jamás se borrará de mi memoria!
Presidio de Madrid 24 de julio de 1849
Señora
A. S.R.P. de V.M.
Angel de la Riva." (1)
No sería el único atentado, en 1852 el sacerdote Martín Merino y Gómez, la apuñaló en el interior del Palacio Real de Madrid. El 2 de febrero de 1852, la reina salía de palacio llevando en brazos a la princesa de Asturias, Isabel, con la intención de ofrecer su hija primogénita a la Virgen de Atocha. En el mismo palacio real, Merino se acercó a la reina e inesperadamente sacó un puñal de debajo de la sotana, que clavó en su pecho. Gracias al corsé no tuvo graves consecuencias. Merino, después de ser desposeído de los atributos eclesiásticos, fue conducido al "campo de guardias" donde fue ejecutado a garrote vil, siete días más tarde.
En 1856 hubo una conspiración para atentar contra Isabel II. Pedro Redondo y Marqués convenció a Ramón Fuentes, aunque también lo había intentado con otro personaje un tal Collado, para que dispararan contra la reina, durante su paseo por las calles de Madrid, por una cierta cantidad de dinero, sin embargo ninguno de los dos tenía la intención de cometer tal regicidio, por tal motivo el segundo previno con anterioridad la propuesta de Redondo y Fuentes se entregó a uno de los guardias de servicio en la vía pública. En el juicio que sobre este rocambolesco suceso, el único que fue encarcelado sería Pedro Redondo y Marqués, como autor principal. FIN
1 AHN. DIVERSOS-TITULOS_FAMILIAS,3415,LEG.152,EXP.1 Imagen 246

Monday, June 20, 2011




Carta abierta de un español.
Madrid a 20 de Junio de 2011.
Hola muchachos.
Hoy estoy triste a la par que orgulloso, de contar entre mis compatriotas y ciudadanos de España, con vosotros que estáis lejos de nuestra Patria. Mi alegría es que estáis vivos, superando las graves heridas producidas por una trampa en el camino que lleva desde Herat a Balkh, una vez pasado Qal i Naw, en Afganistán. Se lo que significa trabajar superando el miedo, el miedo a la traición, miedo a caminar entre medios hostiles, miedo al rencor y también la satisfacción que se experimenta de haberlo superado y ganarle la partida.
Vosotros, impregnados de la valentía de ser soldados, defensores de causas nobles, llenos de ese espíritu que muchas veces es ignorado y consecuentemente poco agradecido, lo superáis con creces derrochando entusiasmo, sudor, sangre y lágrimas retenidas.
Los cuatro juntos en vuestro puesto, vosotros amigos míos y tú amiga del alma, sufristeis en vuestras carnes la mordedura, de unos dientes impersonales, dejando mutilados vuestros cuerpos. Heridas en el campo de batalla, de ahí que sean vuestra honra, lejos de las comodidades de los que emplean su tiempo en lúdicas actividades y a veces, en menesteres espurios.
Sabed que lejos de ahí, los españoles os recordamos con respeto, admiración y cariño, caminando juntos, al lado de un amigo que os ayudaba a comunicar vuestras inquietudes y que por fortuna resultó ileso, deseamos que más bien pronto que tarde, restañéis vuestras heridas y regreséis a casa, con las satisfacción del deber cumplido, premisa fundamental en vuestra manera de ser.
Un abrazo ¡Soldados!
Marcos Mayorga Noval
Asturquin

Saturday, June 11, 2011


DOCUMENTO HISTÓRICO

El hermano de Fernando VII, hijo menor de Carlos IV y María Luisa de Parma, el Infante de España, escribía al Duque de Riansares, Fernando Muñoz, esposo de la reina Gobernadora María Cristina de Borbón dos Sicilias, con ocasión de haber contraído matrimonio en una ceremonia privada, con la sanción real de Isabel II y el consentimiento papal, el 13 de octubre de 1844 después de años que permanecieron juntos, dando por finalizada una etapa de su vida que sirvió para dar pábulo a sus enemigos.

"Madrid 2 de Septiembre de 1845

Mi muy estimado Cuñado y amigo.

Te felicito por haber entrado en nuestra familia y que desea ser tu amigo y de corazón.

Y como antigua servidor de mi hermano, y como actual Esposo de Cristina y cuñado mio, espero que tu considerarás como una obligación grata y honorífica trabajar en beneficio de la unión de la familia.

Que yo y mis hijos no tenemos más ambición que la de servir a la Reyna, que no abrigamos más proyectos que los que la Reyna pueda aprobar .

Que deseo sepultar en el olvido, y borrar para siempre la memoria de las pasadas desavenencias, y que como prueba de las disposiciones que me animan, y a mi familia te he venido a buscar y ofrecerte francamente mi amistad, y que deseo que la intimidad de tu Trato sea la mejor prueba de la sinceridad que me anima.

Que yo no abrigo miras ambiciosas de ninguna especie pero deseo ser tratado con las consideraciones debidas a un Infante de España, a la que se ha faltado entrando en mi casa personas que no me respetan. Que no espero en mayor libertad que la que tu mismo disfrutas, por lo que espero que tu me ayudes a encontrar la unión de la familia.

Tu afectisimo Cuñado y amigo.

Francisco Antonio."

Archivo Histórico Nacional, DIVERSOS-TITULOS_FAMILIAS,3403,LEG.122,EXP.1