UN HÉROE DE MADRID: ELOY GONZALO
Eloy Gonzalo fue un niño al que abandonaron en la puerta de una inclusa que se encontraba, a mediados del siglo XIX, en la madrileña calle de Mesón de Paredes, y que entre su ropita apareció una nota, en la que se leía el día que había nacido, el primero de diciembre de 1868, y que no había recibido el bautismo. También en ella aparecía el nombre de su madre, natural de Peñafiel y que era soltera. Rogaba así mismo, que cuando se le bautizara le pusieran el nombre de Eloy, por ser el día del santo en que nació, junto a sus dos apellidos: Gonzalo García.
Pasados nueve días, fue adoptado por Francisco Reyes, Guardia Civil, y su esposa Braulia Miguel, a la sazón destinado en la provincia de Ávila, en el puesto de San Bartolomé de Pinares, y posteriormente en Chavela y en Chapinerías, donde pasó Eloy su niñez y adolescencia. Llamado a filas, a los 21 años se encontraba realizando el servicio militar en el Regimiento de Dragones de Lusitania número 12. Ascendiendo a cabo, pasó a ser destinado al Cuerpo de Carabineros del Reino.
Eloy estaba en trance de contraer matrimonio, y había solicitado el permiso correspondiente, pero enterado de que su novia entablaba relaciones amorosas con el teniente de su Compañía, llevado por los celos y heridos sus sentimientos, parece que embriagado, desobedeció las ordenes de su superior y más aún le amenazó arma en mano, por lo que fue sometido a un Consejo de Guerra, iniciándose el mismo, el 19 de febrero de 1894; se le condenó el 25 de abril de 1894, a doce años de prisión militar mayor y accesorias de terminar el resto de su periodo militar en el Cuerpo Disciplinario, ingresando en el Presidio Militar de Valladolid.
Pena que no llegaría a cumplir, pues al poco, aparecería un Decreto Real de fecha 25 de agosto de 1895, publicado en la Gaceta nº 239, en el que se disponía que todos aquellos condenados por Tribunales Militares se les pondría en libertad, siempre y cuando se alistaran en los cuerpos expedicionarios de Ultramar para defender nuestras colonias. Eloy se acogió al mismo y el 25 de noviembre de 1895 embarca en La Coruña con destino a Cuba, siendo encuadrado en la primera Compañía del primer Batallón del Regimiento de Infantería María Cristina número 63, pasando a cumplir el servicio a la plaza de Puerto Rico.
Fue en esta situación, ya habiendo protagonizada alguna acción audaz contra los insurrectos, cuando realizó la acción heroica que le catapultaría a la fama. Su coraje le comprometían a realizar aquellas acciones audaces y valientes. Así se comportaba uno de los más queridos héroes del pueblo de Ma
drid, que venera su recuerdo cuando posan su vista en la escultura del gallardo soldado.
El 26 de septiembre de 1896, más de cinco mil infantes según unos autores, más de tres dicen otros, apoyados por caballería, al mando de los jefes cubanos, Máximo Gómez y Calixto García atacaban y asediaban hasta cercarla una pequeña población del departamento de Camagüey, no lejos de Puerto Rico, y de nombre Cascorro.
Ese día, la situación se hacía insostenible para aquel puñado de españoles que la defendían, ciento setenta, al mando del capitán Francisco Neila. Como única alternativa, para romper el asedio, estaba el volar una casa, desde la que el enemigo hostigaba con sus fuegos el principal frente de los españoles.
Para ello se presentaron varios voluntarios, sin embargo tenía que ser el arrojo de Eloy Gonzalo, que alegando ser huérfano y no tener ningún compromiso familiar, el que fuese elegido para llevar a cabo la arriesgada misión.
Unicamente pidió que le ataran una cuerda a la cintura, en la seguridad que aquello le costaría la vida y no quería por ningún motivo que su cuerpo quedara en manos de los mambises .
“la espera fue corta. Dando un pequeño rodeo, agazapado entre las matas como reptil, aprovechando las desigualdades del terreno logró burlar la vigilancia de los centinelas enemigos. No había transcurrido media hora, cuando una formidable explosión anunciaba que el propósito había sido cumplido. Efectivamente, el baluarte enemigo había sido volado; al mismo tiempo, fueron incendiadas las casa inmediatas en las que se había parapetado los enemigos y sus ocupantes tuvieron que huir, dejando de hostigar a nuestros soldados”
Finalmente, a los pocos días, aquel puñado de hombres que defendían la posición de Cascorro, fue liberado por una columna española, al mando del general Adolfo Jiménez Castellanos.
A Eloy Gonzalo, le fue concedida por tal acción heroica la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo, con una pensión de 7.% pesetas con carácter vitalicio. Sin embargo no pudo el héroe de Madrid gozar mucho tiempo de su suerte, ya que como muchos de sus compañeros, sucumbiría a consecuencia de las enfermedades tropicales, muriendo de “heneterecolitis ulcerosa” en el Hospital Militar de Matanzas.
Hoy sus reposan en un mausoleo situado en el cementerio de la Almudena de Madrid, junto a los de otros compañeros que murieron en Cuba y Filipinas.
En su honor se levantó una estatua en Madird, en la plaza que estaba dedicada a Nicolás Salmerón, pero por ser tan popular, los madrileños, pasaron a denominarla plaza de Cascorro, en la cabecera de El Rastro, viéndose obligado el Ayuntamiento. en 1913, a cambiarla de nombre con el que se la conoce hasta la fecha. La escultura en bronce, del soldado en actitud aguerrida, es obra de Aniceto Marinas. Su altura de 2.30 metros, fue donada la pueblo de Madrid por el Ministerio de Guerra. Se presenta uniformado con el traje de rayadillo, sobre el hombro derecho cuelga el fusil Mauser con bayoneta calada, portando en la mano diestra una tea con la que incendió la casa y bajo el brazo izquierdo una lata de petróleo, y que sujeta con la mano, se puede apreciar la cuerda que continúa abrazada a su cuerpo.
El pedestal, obra de José López Sallaberry, lo forman tres escaños de granito, sobre ellos va un cuadro de mármol anaranjado y un rectángulo de piedra blanca labrada con recuadros de mármol gris, en su frente se lee: “El Ayuntamiento de Madrid a Eloy Gonzalo, 1901″; en el dorso: “ Cascorro 1897″; en los laterales se ve el Escudo de Madrid con adornos de bronce. Rodeando el conjunto una verja de hierro forjado.
Fue inaugurada por Alfonso XIII el día 5 de mayo de 1902, a las cinco de la tarde, dando guardia de honor al monumento una compañía de Alabarderos y otra de Cazadores, también formaron un grupo de milicianos veteranos y un grupo de bomberos. D. Alberto Aguilera, a la sazón, estaba al frente del Ayuntamiento de la capital de España. También con una calle, la de Eloy Gonzalo, Madrid le rinde homenaje.
FIN.
Bibliografía:
OTERINO CERVELLO, Armando: El héroe de Cascorro. Revista estudios Históricos de la Guardia Civil.
MARRRERO. Juan Antonio: Momentos clave de la Historia de España en el Museo del Ejército.
DE LA SEN, Gonzalo: Eloy Gonzalo “Cascorro”. Amigos del Foro Cultural de Madrid.
fotos: (1ª) Monumento en la plaza de Cascorro.
(2ª) Busto de Eloy Gonzalo, en bronce. Museo del Ejército.
(3ª) Foto de Eloy Gonzalo. Enciclopedia Espasa Calpe.
Eloy Gonzalo fue un niño al que abandonaron en la puerta de una inclusa que se encontraba, a mediados del siglo XIX, en la madrileña calle de Mesón de Paredes, y que entre su ropita apareció una nota, en la que se leía el día que había nacido, el primero de diciembre de 1868, y que no había recibido el bautismo. También en ella aparecía el nombre de su madre, natural de Peñafiel y que era soltera. Rogaba así mismo, que cuando se le bautizara le pusieran el nombre de Eloy, por ser el día del santo en que nació, junto a sus dos apellidos: Gonzalo García.

Pasados nueve días, fue adoptado por Francisco Reyes, Guardia Civil, y su esposa Braulia Miguel, a la sazón destinado en la provincia de Ávila, en el puesto de San Bartolomé de Pinares, y posteriormente en Chavela y en Chapinerías, donde pasó Eloy su niñez y adolescencia. Llamado a filas, a los 21 años se encontraba realizando el servicio militar en el Regimiento de Dragones de Lusitania número 12. Ascendiendo a cabo, pasó a ser destinado al Cuerpo de Carabineros del Reino.
Eloy estaba en trance de contraer matrimonio, y había solicitado el permiso correspondiente, pero enterado de que su novia entablaba relaciones amorosas con el teniente de su Compañía, llevado por los celos y heridos sus sentimientos, parece que embriagado, desobedeció las ordenes de su superior y más aún le amenazó arma en mano, por lo que fue sometido a un Consejo de Guerra, iniciándose el mismo, el 19 de febrero de 1894; se le condenó el 25 de abril de 1894, a doce años de prisión militar mayor y accesorias de terminar el resto de su periodo militar en el Cuerpo Disciplinario, ingresando en el Presidio Militar de Valladolid.
Pena que no llegaría a cumplir, pues al poco, aparecería un Decreto Real de fecha 25 de agosto de 1895, publicado en la Gaceta nº 239, en el que se disponía que todos aquellos condenados por Tribunales Militares se les pondría en libertad, siempre y cuando se alistaran en los cuerpos expedicionarios de Ultramar para defender nuestras colonias. Eloy se acogió al mismo y el 25 de noviembre de 1895 embarca en La Coruña con destino a Cuba, siendo encuadrado en la primera Compañía del primer Batallón del Regimiento de Infantería María Cristina número 63, pasando a cumplir el servicio a la plaza de Puerto Rico.
Fue en esta situación, ya habiendo protagonizada alguna acción audaz contra los insurrectos, cuando realizó la acción heroica que le catapultaría a la fama. Su coraje le comprometían a realizar aquellas acciones audaces y valientes. Así se comportaba uno de los más queridos héroes del pueblo de Ma

El 26 de septiembre de 1896, más de cinco mil infantes según unos autores, más de tres dicen otros, apoyados por caballería, al mando de los jefes cubanos, Máximo Gómez y Calixto García atacaban y asediaban hasta cercarla una pequeña población del departamento de Camagüey, no lejos de Puerto Rico, y de nombre Cascorro.
Ese día, la situación se hacía insostenible para aquel puñado de españoles que la defendían, ciento setenta, al mando del capitán Francisco Neila. Como única alternativa, para romper el asedio, estaba el volar una casa, desde la que el enemigo hostigaba con sus fuegos el principal frente de los españoles.
Para ello se presentaron varios voluntarios, sin embargo tenía que ser el arrojo de Eloy Gonzalo, que alegando ser huérfano y no tener ningún compromiso familiar, el que fuese elegido para llevar a cabo la arriesgada misión.
Unicamente pidió que le ataran una cuerda a la cintura, en la seguridad que aquello le costaría la vida y no quería por ningún motivo que su cuerpo quedara en manos de los mambises .
“la espera fue corta. Dando un pequeño rodeo, agazapado entre las matas como reptil, aprovechando las desigualdades del terreno logró burlar la vigilancia de los centinelas enemigos. No había transcurrido media hora, cuando una formidable explosión anunciaba que el propósito había sido cumplido. Efectivamente, el baluarte enemigo había sido volado; al mismo tiempo, fueron incendiadas las casa inmediatas en las que se había parapetado los enemigos y sus ocupantes tuvieron que huir, dejando de hostigar a nuestros soldados”
Finalmente, a los pocos días, aquel puñado de hombres que defendían la posición de Cascorro, fue liberado por una columna española, al mando del general Adolfo Jiménez Castellanos.
A Eloy Gonzalo, le fue concedida por tal acción heroica la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo, con una pensión de 7.% pesetas con carácter vitalicio. Sin embargo no pudo el héroe de Madrid gozar mucho tiempo de su suerte, ya que como muchos de sus compañeros, sucumbiría a consecuencia de las enfermedades tropicales, muriendo de “heneterecolitis ulcerosa” en el Hospital Militar de Matanzas.
Hoy sus reposan en un mausoleo situado en el cementerio de la Almudena de Madrid, junto a los de otros compañeros que murieron en Cuba y Filipinas.

En su honor se levantó una estatua en Madird, en la plaza que estaba dedicada a Nicolás Salmerón, pero por ser tan popular, los madrileños, pasaron a denominarla plaza de Cascorro, en la cabecera de El Rastro, viéndose obligado el Ayuntamiento. en 1913, a cambiarla de nombre con el que se la conoce hasta la fecha. La escultura en bronce, del soldado en actitud aguerrida, es obra de Aniceto Marinas. Su altura de 2.30 metros, fue donada la pueblo de Madrid por el Ministerio de Guerra. Se presenta uniformado con el traje de rayadillo, sobre el hombro derecho cuelga el fusil Mauser con bayoneta calada, portando en la mano diestra una tea con la que incendió la casa y bajo el brazo izquierdo una lata de petróleo, y que sujeta con la mano, se puede apreciar la cuerda que continúa abrazada a su cuerpo.
El pedestal, obra de José López Sallaberry, lo forman tres escaños de granito, sobre ellos va un cuadro de mármol anaranjado y un rectángulo de piedra blanca labrada con recuadros de mármol gris, en su frente se lee: “El Ayuntamiento de Madrid a Eloy Gonzalo, 1901″; en el dorso: “ Cascorro 1897″; en los laterales se ve el Escudo de Madrid con adornos de bronce. Rodeando el conjunto una verja de hierro forjado.
Fue inaugurada por Alfonso XIII el día 5 de mayo de 1902, a las cinco de la tarde, dando guardia de honor al monumento una compañía de Alabarderos y otra de Cazadores, también formaron un grupo de milicianos veteranos y un grupo de bomberos. D. Alberto Aguilera, a la sazón, estaba al frente del Ayuntamiento de la capital de España. También con una calle, la de Eloy Gonzalo, Madrid le rinde homenaje.
FIN.
Bibliografía:
OTERINO CERVELLO, Armando: El héroe de Cascorro. Revista estudios Históricos de la Guardia Civil.
MARRRERO. Juan Antonio: Momentos clave de la Historia de España en el Museo del Ejército.
DE LA SEN, Gonzalo: Eloy Gonzalo “Cascorro”. Amigos del Foro Cultural de Madrid.
fotos: (1ª) Monumento en la plaza de Cascorro.
(2ª) Busto de Eloy Gonzalo, en bronce. Museo del Ejército.
(3ª) Foto de Eloy Gonzalo. Enciclopedia Espasa Calpe.