ESCRITOS DE ASTURQUÍN
DON JUAN ORDOVÁS
Director Fundador del Museo del Ejército
El antiguo palacio de Monteleón, del Madrid del siglo XVI, donde hoy se encuentra la Plaza del 2 de Mayo, tuvo su etapa de mayor esplendor en tiempos del reinado de Carlos II; años más tarde sufriría, en 1723, un devastador incendio. Una vez reformado, serviría como residencia palaciega a la reina viuda de Felipe V, Isabel de Farnesio, junto a sus hijos Don Luis y Doña María Antonia, pasando posteriormente a ser sede del Parque y Cuartel de Artillería, una vez efectuadas nuevas reformas correspondientes a los trabajos de adaptación.
España, como otros países europeos, a lo largo del período de los Borbones y que se materializaría durante el reinado de Carlos IV, siguiendo las corrientes de la Ilustración, sintió la inquietud de los militares, pioneros que fueron de numerosos avances técnicos y científicos, de fundar una institución dedicada, exclusivamente, a la conservación y difusión de una serie de materiales, que tuvieran relación con el ramo de la guerra, tanto para su conservación y mantenimiento, como con el principal objetivo de servir como ayuda a las enseñanzas de la Oficialidad.
Por todo ello, el generalísimo Godoy, dio las órdenes para que se llevara a cabo el proyecto de establecer un Museo Militar, pensando en este Parque para su ubicación y por R.D. De 29 de marzo de 1803, se crea el Real Museo Militar, en Madrid, comisionando a dos oficiales: Un artillero Don Joaquín Navarro Sangrán y un ingeniero Don Juan Ordovás y Sastre, como directores de dicho Museo, así consta en las respectivas hojas de servicios y otros documentos que relatan los primeros años de vida de dicho Museo, y que se encuentran depositados en el A. G. M. de Segovia.
Desde 1803 hasta 1808, se dedicaron, junto al personal a sus órdenes, a poner en marcha y organizar los fondos, que fueron recibiendo de diferentes Centros y Unidades. El primero se encargaría específicamente de la confección e instalación de modelos de artillería.
De las maquetas y modelos de fortificaciones, cuya colección fundacional, junto a varios ejemplares de obras de Montalembert, colección comprada a su viuda por R. D. De 31 de marzo de 1803, fue encomendado D. Juan José F. Ordovás.
Este, nació en Sevilla, el 22 de diciembre de 1760, y bautizado al día siguiente. Fueron sus padres: el Sargento Mayor Don Lorenzo Hordovas y Doña Manuela Sastre. Su hermana María Theresa Hordovas, fue la madrina en la ceremonia. Así consta en la partida de bautismo que se conserva en al Iglesia de Santa Magdalena de Sevilla, Nótese como su apellido consta con “H”. Es curioso como el adopta rehusar la “H” que no aparece en sus firmas autógrafas, tampoco aparecen acentos.
Ingresó como cadete en el Regimiento de Dragones el primero de junio de 1780, estudiando matemáticas en Barcelona. Nombrado ya ingeniero, estuvo destinado en Cataluña y en Valencia, pasando desde esta última, con el grado de teniente, a la Plaza abandonada de Orán, cuando a resultas del terremoto que sufrió, fue sitiada por el rey de Mascara en 1790. Pronto regresaría a la Península, ya que Orán fue cedida a Argel en 1792, a cambio de tener acceso al puerto, una factoría en Mazalquivir, y una concesión para la pesca del coral. Lo haría como capitán a la Plaza de Cartagena, a donde fue comisionado para examinar su proyecto de desecar su Almajar, con dos objetivos: hacer fructífero su suelo de las marismas, y terminar definitivamente con las epidemias de tercianas, que tanto mal estaba haciendo entre los habitantes de la Plaza. A cargo de las obras y el de las fortificaciones estuvo hasta 1800.
De esta etapa de su carrera militar data el plano, que levantó Ordovás, con fecha 5 de enero de 1797, correspondiente a la realización de las obras de desagüe de barrios y aledaños de Cartagena, y que titula: “Plano que manifiesta el Estado actual en que se encuentra la Obra de desagüe del Almajar de esta Ciudad, executa con arreglo al proyecto aprobado por S. M. y así mismo la disposición que ha tomado este terreno con la repartición que de el se ha hecho en Suertes de 32 Tahullas cada una”, y en el que se representa el plan de desecación del aljamar (marisma), sito entre el barrio de San Antón y el centro de Cartagena. Se proyecta un canal de desagüe, que recoge los escurrideros de las aguas de la Roche y del Hondín. Mediante un canal secundario se unen al canal, en un punto próximo al arrabal de la Concepción, las aguas de las ramblas Vinipila y de las Canteras.
Ese mismo año dibujaría las plantas y los alzados de la fortaleza de la Concepción de Cartagena. Su planta rectangular y sus gruesos muros, descansan sobre la roca madre de caliza, a base de grandes sillares de caliza. Se accede mediante una puerta elevada gótica cisterciense, adintelada con una lápida romana. Una falsa bóveda apuntada, por aproximación de hiladas de sillería, atraviesa el grueso muro. Por este zaguán se llega a la terraza, a través de una escalera de caracol embutida en el muro, llegando a una estancia que se distribuye dentro de la torre, alrededor de un gran pilar central, que sirvió para sustentar el interior del edificio.
La cubierta se sostuvo con bóvedas de crucería y las claves y ménsulas, estuvieron adornados con motivos vegetales y antropomórficos. La luz entraba a través de ocho aspilleras abocinadas hacia el interior, dispuestas de dos en dos, correspondientes a los muros y facilitaban la iluminación interior. Toda la parte superior de la torre, es decir cubiertas, bóvedas etc., fue derribada a finales del siglo XIX, por lo que el conocimiento que podemos tener de aquella, es a través de los planos antiguos realizados por Ordovás.
Gracias al valioso testimonio de la planta y alzado del castillo, realizados por él, hoy tenemos conocimiento gráfico de como estaba construida la Cartagena medieval, destacándose los caminos que ascendían a la fortaleza, principalmente hacia la puerta de la Villa, ya en estas fechas desaparecida de su ubicación original.
Al año siguiente, 1801, se le nombra cuartelmaestre, para la expedición, que al mando de Don Francisco Xavier Castaños, debía de embarcarse en el puerto de El Ferrol, pero el 21 de marzo de este año, se le comunica que ha sido destinado como segundo ayudante de una de las divisiones de tropa de Castilla la Vieja, a cuyo mando estaba el Príncipe de la Paz.
El 29 de mayo, España declara la guerra a Portugal, en la que interviene Ordovás, con la citada División. Una vez firmado, el 8 de junio, un doble tratado con Portugal y Francia, concluía la Guerra de las Naranjas, vuelve a su anterior destino en Galicia, hasta que el día 24 de septiembre, se le notifica que debe trasladarse a Madrid, para ponerse a las órdenes del Generalísimo Godoy.
En la Secretaría de su E. M, fue comisionado, junto a otros oficiales, para realizar las Ordenanzas de Ingenieros, y posteriormente para la formación y el establecimiento del Museo del Ejército. En esta situación se encontraba, hasta que, el 2 de mayo de 1808, sucedieron los hechos gloriosos para España, con el levantamiento del pueblo de Madrid, contra los franceses.
Ordovás no pudiendo soportar como la capital estaba ocupada por el enemigo, se fugó de la Corte, el 28 de mayo de 1808, presentándose en la plaza de Badajoz en el mes de junio, siendo nombrado Jefe de E. M., y contribuyendo a la organización del ejército contra el invasor, que levantaba en aquel momento la provincia de Extremadura. Integrado en este ejército salió en Octubre, en dirección Burgos, para ocupar, con su despliegue, el centro de la línea que se había formado, y constituido por Blake en Bilbao, Castaños en Calahorra – Alfaro, y Palafox en Sigüenza- Lumbier, intentando poner freno a los ejércitos napoleónicos.
Cuando Napoleón inicia el ataque a lo largo de la ruta de Madrid, con un ejército de 70.000 hombres, al mando de los mariscales Soult y Bessières, las únicas fuerzas españolas que podían cortar la dirección de la marcha, eran los 10.000 hombres del Ejército de Extremadura, desplegadas a campo abierto, y al mando de forma accidental del conde Belveder.
Así las encontró Soult, a la salida del bosque de Gamonal, atacando y causando mas de 2500 muertos y heridos, como consecuencia de la larga persecución a que fueron sometidos, y cuya parcial reorganización no se realizó, sino en Lerma, al amparo de la 3ª División de este ejército de Extremadura. En esta batalla se halló Juan Ordovás, era el 10 de noviembre de 1808.
Días más tarde, a las órdenes del general Cuesta, atraviesa el 27 de noviembre el Alberche, para alinearse con las fuerzas inglesas, en una posición de poco más de dos kilómetros de longitud, totalmente infranqueable para el enemigo, que se apoyaba en el Tajo y en la sierra de Segurilla, distribuyéndose a ambos lados de un riachuelo, que formaba un paso natural, y cubría la segunda línea de resistencia, para iniciar una serie de encuentros con el enemigo, que constituyeron lo que se ha denominado la batalla de Talavera, dada entre el 27 y 28 de julio de 1809.
La conquista del cerro de Medellín fue el comienzo de una serie de encuentros, donde ambos contendientes, aliados y franceses sufrieron grandes pérdidas en vidas humanas, y que culminaron con la derrota del ejército francés que se vio obligado a retirarse al otro lado del Alberche. En esta batalla se distinguió Ordovás por lo que se le concedió la Cruz de Distinción por R. O. de 8 de diciembre de 1810.
Después de esta batalla, cayó enfermo, por lo que se le permitió trasladarse a Sevilla, residencia de su familia: Recuperado de su quebrantada salud, se le ordena examinar las obras que se habían de realizar en la plaza de Tarifa, para unir la isla con el continente, contribuyendo a la construcción, de las faginas y salchichones en los Campos de las Almoraimas, siendo destinado con tal motivo al Campo de Gibraltar.
Con el fin de reforzar las defensas contra el ejército invasor, Ordovás, fue destinado a la plaza de Badajoz, el tres de agosto de 1808, donde dirigió las obras necesarias para mejorar su defensa, y en ello estaba cuando se presentó Soult, ante sus murallas; Badajoz, estaba defendida por ocho bastiones en la parte accesible por tierra y otras obras defensivas exteriores; su defensa corría a cargo del general Menacho.
Soulth, después de destruir al ejército de Mendizábal, que había llegado para reforzar a Menacho en la defensa de Badajoz, y de la muerte de este en una de las acciones, puso definitivamente sitio a la Plaza, que estaba ahora bajo el mando del brigadier Imaz, conminándole a que se rindiese. Imaz, después de convocar un consejo de guerra, a la mayoría de sus oficiales, entregó la Plaza el 10 de marzo de 1809, cayendo prisioneros cerca de diez mil hombres.
A principios de enero de 1810, recibe la orden del Capitán General, de recorrer los pueblos de la Serranía de Ronda, con la finalidad de reclutar cuantas gentes estuviesen dispuestas a tomar las armas contra el invasor, dado el inminente peligro que se avecinaba. Contó para tales menesteres con el teniente José Aguirre, quien le acompañó a lo largo y ancho del recorrido, organizando los puntos mas ventajosos a que deberían acudir caso de una inminente invasión y de acuerdo con los Jefes militares, o Comandantes de Armas y Justicias para que tuviesen preparadas a las gentes.
Cuando los franceses rompieron la línea de Sierra Morena, Ordovás, a las órdenes de Abadía, formó parte de la expedición que marchó sobre Ximena, con la finalidad de salvar la División que al mando del general Luis Lacy se hallaba muy comprometida, distinguiéndose con los acertados planes de maniobra. Posteriormente estas dos divisiones se retiran al Campo de Gibraltar, al mando de los generales Xavier Abadía, y Lacy. En este momento ostentaba el empleo de Brigadier Ayudante General del Estado Mayor. Permanecerá allí, hasta que en agosto de 1810, se le ordena pasar a Cádiz, con el objeto de encargarse de las obras y defensas de la Plaza, y sus dependencias.
En Cádiz estuvo durante un año hasta que fue elegido Ayudante General del E. M. con la antigüedad de su creación siendo destinado al E. M. General donde continuó y estuvo encargado como Jefe de la parte que permaneció a la inmediación del Gobierno.
En 1813 fue ascendido a Mariscal de Campo, siendo destinado por real decreto al Ejército de Castilla la Vieja y de Cuartel en Madrid.
El día 12 de mayo de 1816 es nombrado vocal de la Junta que presidió el Infante Don Carlos, para el arreglo de defensa de la frontera con Francia.
Por Real Cédula de 30 de junio de 1819 le concedió S. M. la Gran Cruz de la Real y Militar orden de San Hermenegildo.
Este año contrae matrimonio con Doña Ana Antonia Zamora y Aguilar, nacida en Villanueva de la Jara, el ocho de febrero de 1792, y bautizada el 19, poniéndole por nombre, Ana Antonia Escolástica Guillerma Joaquina Blasa. Fueron sus padres: Don Francisco de Zamora y Aguilar, caballero pensionista de la Real Orden de Carlos III, del Consejo de S. M., y su Fiscal de la sala de Señores Alcaides de Corte, natural de Villanueva de la Jara, y Doña Rosalía Guerrero Somma, camarista de la Infanta María Luisa y natural de Madrid. Fueron sus abuelos paternos: Don Blas Antonio Zamora y Aguilar, Regidor perpetuo de Villanueva de la jara, natural de la villa del Peral y Doña Antonia Peinado y Prieto, natural de la villa de Moya, todos ellos hidalgos notorios de sangre. Sus abuelos maternos fueron : Don Joseph guerrero del Consejo de S. M. Oficial de la primera secretaria de estado y Guerra, natural de Madrid y Doña Ana de Somma, Azafata de la reina, natural de Barcelona. Su padrino fue su tío Don Pedro de Zamora Aguilar, Caballero Maestrante de Granada, natural también de Villanueva de la Jara.
En 5 de abril de 1820, es nombrado Comandante general Militar de las Islas Canarias, cuyo empleo desempeñó hasta el 15 de julio en que regresó a la Península.
En 1824 se dignó S. M. concederle el cuartel del Ejército de Andalucía con residencia en Sevilla, permaneciendo aquí hasta el 5 de abril de 1825, en que fue trasladado el Cuartel a la provincia de Cuenca, con residencia en Villanueva de la Jara.
En 1827, el 19 de abril fue nombrado por el Supremo Consejo de la Guerra Presidente de la Comisión de revisión del partido de San Clemente creada para las reclamaciones de quintos y en 1828, el 28 de septiembre se sirvió S. M. concederle el Cuartel del Ejército de Castilla la Nueva con residencia en Guadalajara.
Fue condecorado con las medallas de la Fuga de Madrid, con la de la Batalla de Talavera y con la del Tercer Ejército.
El Consejo Supremo de la Guerra lo purificó en primera instancia de la conducta política y militar, observada durante el Gobierno revolucionario, en acordada en 16 de febrero de 1827 y fue aprobada por S. M.
El día siete de octubre de 1833, fallecía en Madrid.
FIN
Bibliografía
MANUEL DÍAZ–MARTA PINILLA .- “Realismo y utopía de los proyectos hidráulicos de la Ilustración y el Romanticismo. Colección de 690 planos de importantes obras hidráulicas proyectadas en el periodo 1746 – 1866”. Internet.
EUGENIO SÁNCHEZ JIMÉNEZ. “Planos Históricos de Obras Públicas”. Internet
HOJA DE SERVICIOS.- Archivo General Militar de Segovia.
MUNUERA NAVARRO.- “El castillo de la Concepción. La arquitectura militar del siglo XVIII en Cartagena”.
JOSÉ MANUEL GUERRERO.- “El Estado del Ejército y la Escuela de Ordovás”. Alía Plan, Defensa 2003.
MUSEO DEL EJÉRCITO.- “Del Parque de Monteleón al Palacio del Buen Retiro. Un legado para el futuro”.
DON JUAN ORDOVÁS
Director Fundador del Museo del Ejército
El antiguo palacio de Monteleón, del Madrid del siglo XVI, donde hoy se encuentra la Plaza del 2 de Mayo, tuvo su etapa de mayor esplendor en tiempos del reinado de Carlos II; años más tarde sufriría, en 1723, un devastador incendio. Una vez reformado, serviría como residencia palaciega a la reina viuda de Felipe V, Isabel de Farnesio, junto a sus hijos Don Luis y Doña María Antonia, pasando posteriormente a ser sede del Parque y Cuartel de Artillería, una vez efectuadas nuevas reformas correspondientes a los trabajos de adaptación.
España, como otros países europeos, a lo largo del período de los Borbones y que se materializaría durante el reinado de Carlos IV, siguiendo las corrientes de la Ilustración, sintió la inquietud de los militares, pioneros que fueron de numerosos avances técnicos y científicos, de fundar una institución dedicada, exclusivamente, a la conservación y difusión de una serie de materiales, que tuvieran relación con el ramo de la guerra, tanto para su conservación y mantenimiento, como con el principal objetivo de servir como ayuda a las enseñanzas de la Oficialidad.
Por todo ello, el generalísimo Godoy, dio las órdenes para que se llevara a cabo el proyecto de establecer un Museo Militar, pensando en este Parque para su ubicación y por R.D. De 29 de marzo de 1803, se crea el Real Museo Militar, en Madrid, comisionando a dos oficiales: Un artillero Don Joaquín Navarro Sangrán y un ingeniero Don Juan Ordovás y Sastre, como directores de dicho Museo, así consta en las respectivas hojas de servicios y otros documentos que relatan los primeros años de vida de dicho Museo, y que se encuentran depositados en el A. G. M. de Segovia.
Desde 1803 hasta 1808, se dedicaron, junto al personal a sus órdenes, a poner en marcha y organizar los fondos, que fueron recibiendo de diferentes Centros y Unidades. El primero se encargaría específicamente de la confección e instalación de modelos de artillería.
De las maquetas y modelos de fortificaciones, cuya colección fundacional, junto a varios ejemplares de obras de Montalembert, colección comprada a su viuda por R. D. De 31 de marzo de 1803, fue encomendado D. Juan José F. Ordovás.
Este, nació en Sevilla, el 22 de diciembre de 1760, y bautizado al día siguiente. Fueron sus padres: el Sargento Mayor Don Lorenzo Hordovas y Doña Manuela Sastre. Su hermana María Theresa Hordovas, fue la madrina en la ceremonia. Así consta en la partida de bautismo que se conserva en al Iglesia de Santa Magdalena de Sevilla, Nótese como su apellido consta con “H”. Es curioso como el adopta rehusar la “H” que no aparece en sus firmas autógrafas, tampoco aparecen acentos.
Ingresó como cadete en el Regimiento de Dragones el primero de junio de 1780, estudiando matemáticas en Barcelona. Nombrado ya ingeniero, estuvo destinado en Cataluña y en Valencia, pasando desde esta última, con el grado de teniente, a la Plaza abandonada de Orán, cuando a resultas del terremoto que sufrió, fue sitiada por el rey de Mascara en 1790. Pronto regresaría a la Península, ya que Orán fue cedida a Argel en 1792, a cambio de tener acceso al puerto, una factoría en Mazalquivir, y una concesión para la pesca del coral. Lo haría como capitán a la Plaza de Cartagena, a donde fue comisionado para examinar su proyecto de desecar su Almajar, con dos objetivos: hacer fructífero su suelo de las marismas, y terminar definitivamente con las epidemias de tercianas, que tanto mal estaba haciendo entre los habitantes de la Plaza. A cargo de las obras y el de las fortificaciones estuvo hasta 1800.
De esta etapa de su carrera militar data el plano, que levantó Ordovás, con fecha 5 de enero de 1797, correspondiente a la realización de las obras de desagüe de barrios y aledaños de Cartagena, y que titula: “Plano que manifiesta el Estado actual en que se encuentra la Obra de desagüe del Almajar de esta Ciudad, executa con arreglo al proyecto aprobado por S. M. y así mismo la disposición que ha tomado este terreno con la repartición que de el se ha hecho en Suertes de 32 Tahullas cada una”, y en el que se representa el plan de desecación del aljamar (marisma), sito entre el barrio de San Antón y el centro de Cartagena. Se proyecta un canal de desagüe, que recoge los escurrideros de las aguas de la Roche y del Hondín. Mediante un canal secundario se unen al canal, en un punto próximo al arrabal de la Concepción, las aguas de las ramblas Vinipila y de las Canteras.
Ese mismo año dibujaría las plantas y los alzados de la fortaleza de la Concepción de Cartagena. Su planta rectangular y sus gruesos muros, descansan sobre la roca madre de caliza, a base de grandes sillares de caliza. Se accede mediante una puerta elevada gótica cisterciense, adintelada con una lápida romana. Una falsa bóveda apuntada, por aproximación de hiladas de sillería, atraviesa el grueso muro. Por este zaguán se llega a la terraza, a través de una escalera de caracol embutida en el muro, llegando a una estancia que se distribuye dentro de la torre, alrededor de un gran pilar central, que sirvió para sustentar el interior del edificio.
La cubierta se sostuvo con bóvedas de crucería y las claves y ménsulas, estuvieron adornados con motivos vegetales y antropomórficos. La luz entraba a través de ocho aspilleras abocinadas hacia el interior, dispuestas de dos en dos, correspondientes a los muros y facilitaban la iluminación interior. Toda la parte superior de la torre, es decir cubiertas, bóvedas etc., fue derribada a finales del siglo XIX, por lo que el conocimiento que podemos tener de aquella, es a través de los planos antiguos realizados por Ordovás.
Gracias al valioso testimonio de la planta y alzado del castillo, realizados por él, hoy tenemos conocimiento gráfico de como estaba construida la Cartagena medieval, destacándose los caminos que ascendían a la fortaleza, principalmente hacia la puerta de la Villa, ya en estas fechas desaparecida de su ubicación original.
Al año siguiente, 1801, se le nombra cuartelmaestre, para la expedición, que al mando de Don Francisco Xavier Castaños, debía de embarcarse en el puerto de El Ferrol, pero el 21 de marzo de este año, se le comunica que ha sido destinado como segundo ayudante de una de las divisiones de tropa de Castilla la Vieja, a cuyo mando estaba el Príncipe de la Paz.
El 29 de mayo, España declara la guerra a Portugal, en la que interviene Ordovás, con la citada División. Una vez firmado, el 8 de junio, un doble tratado con Portugal y Francia, concluía la Guerra de las Naranjas, vuelve a su anterior destino en Galicia, hasta que el día 24 de septiembre, se le notifica que debe trasladarse a Madrid, para ponerse a las órdenes del Generalísimo Godoy.
En la Secretaría de su E. M, fue comisionado, junto a otros oficiales, para realizar las Ordenanzas de Ingenieros, y posteriormente para la formación y el establecimiento del Museo del Ejército. En esta situación se encontraba, hasta que, el 2 de mayo de 1808, sucedieron los hechos gloriosos para España, con el levantamiento del pueblo de Madrid, contra los franceses.
Ordovás no pudiendo soportar como la capital estaba ocupada por el enemigo, se fugó de la Corte, el 28 de mayo de 1808, presentándose en la plaza de Badajoz en el mes de junio, siendo nombrado Jefe de E. M., y contribuyendo a la organización del ejército contra el invasor, que levantaba en aquel momento la provincia de Extremadura. Integrado en este ejército salió en Octubre, en dirección Burgos, para ocupar, con su despliegue, el centro de la línea que se había formado, y constituido por Blake en Bilbao, Castaños en Calahorra – Alfaro, y Palafox en Sigüenza- Lumbier, intentando poner freno a los ejércitos napoleónicos.
Cuando Napoleón inicia el ataque a lo largo de la ruta de Madrid, con un ejército de 70.000 hombres, al mando de los mariscales Soult y Bessières, las únicas fuerzas españolas que podían cortar la dirección de la marcha, eran los 10.000 hombres del Ejército de Extremadura, desplegadas a campo abierto, y al mando de forma accidental del conde Belveder.
Así las encontró Soult, a la salida del bosque de Gamonal, atacando y causando mas de 2500 muertos y heridos, como consecuencia de la larga persecución a que fueron sometidos, y cuya parcial reorganización no se realizó, sino en Lerma, al amparo de la 3ª División de este ejército de Extremadura. En esta batalla se halló Juan Ordovás, era el 10 de noviembre de 1808.
Días más tarde, a las órdenes del general Cuesta, atraviesa el 27 de noviembre el Alberche, para alinearse con las fuerzas inglesas, en una posición de poco más de dos kilómetros de longitud, totalmente infranqueable para el enemigo, que se apoyaba en el Tajo y en la sierra de Segurilla, distribuyéndose a ambos lados de un riachuelo, que formaba un paso natural, y cubría la segunda línea de resistencia, para iniciar una serie de encuentros con el enemigo, que constituyeron lo que se ha denominado la batalla de Talavera, dada entre el 27 y 28 de julio de 1809.
La conquista del cerro de Medellín fue el comienzo de una serie de encuentros, donde ambos contendientes, aliados y franceses sufrieron grandes pérdidas en vidas humanas, y que culminaron con la derrota del ejército francés que se vio obligado a retirarse al otro lado del Alberche. En esta batalla se distinguió Ordovás por lo que se le concedió la Cruz de Distinción por R. O. de 8 de diciembre de 1810.
Después de esta batalla, cayó enfermo, por lo que se le permitió trasladarse a Sevilla, residencia de su familia: Recuperado de su quebrantada salud, se le ordena examinar las obras que se habían de realizar en la plaza de Tarifa, para unir la isla con el continente, contribuyendo a la construcción, de las faginas y salchichones en los Campos de las Almoraimas, siendo destinado con tal motivo al Campo de Gibraltar.
Con el fin de reforzar las defensas contra el ejército invasor, Ordovás, fue destinado a la plaza de Badajoz, el tres de agosto de 1808, donde dirigió las obras necesarias para mejorar su defensa, y en ello estaba cuando se presentó Soult, ante sus murallas; Badajoz, estaba defendida por ocho bastiones en la parte accesible por tierra y otras obras defensivas exteriores; su defensa corría a cargo del general Menacho.
Soulth, después de destruir al ejército de Mendizábal, que había llegado para reforzar a Menacho en la defensa de Badajoz, y de la muerte de este en una de las acciones, puso definitivamente sitio a la Plaza, que estaba ahora bajo el mando del brigadier Imaz, conminándole a que se rindiese. Imaz, después de convocar un consejo de guerra, a la mayoría de sus oficiales, entregó la Plaza el 10 de marzo de 1809, cayendo prisioneros cerca de diez mil hombres.
A principios de enero de 1810, recibe la orden del Capitán General, de recorrer los pueblos de la Serranía de Ronda, con la finalidad de reclutar cuantas gentes estuviesen dispuestas a tomar las armas contra el invasor, dado el inminente peligro que se avecinaba. Contó para tales menesteres con el teniente José Aguirre, quien le acompañó a lo largo y ancho del recorrido, organizando los puntos mas ventajosos a que deberían acudir caso de una inminente invasión y de acuerdo con los Jefes militares, o Comandantes de Armas y Justicias para que tuviesen preparadas a las gentes.
Cuando los franceses rompieron la línea de Sierra Morena, Ordovás, a las órdenes de Abadía, formó parte de la expedición que marchó sobre Ximena, con la finalidad de salvar la División que al mando del general Luis Lacy se hallaba muy comprometida, distinguiéndose con los acertados planes de maniobra. Posteriormente estas dos divisiones se retiran al Campo de Gibraltar, al mando de los generales Xavier Abadía, y Lacy. En este momento ostentaba el empleo de Brigadier Ayudante General del Estado Mayor. Permanecerá allí, hasta que en agosto de 1810, se le ordena pasar a Cádiz, con el objeto de encargarse de las obras y defensas de la Plaza, y sus dependencias.
En Cádiz estuvo durante un año hasta que fue elegido Ayudante General del E. M. con la antigüedad de su creación siendo destinado al E. M. General donde continuó y estuvo encargado como Jefe de la parte que permaneció a la inmediación del Gobierno.
En 1813 fue ascendido a Mariscal de Campo, siendo destinado por real decreto al Ejército de Castilla la Vieja y de Cuartel en Madrid.
El día 12 de mayo de 1816 es nombrado vocal de la Junta que presidió el Infante Don Carlos, para el arreglo de defensa de la frontera con Francia.
Por Real Cédula de 30 de junio de 1819 le concedió S. M. la Gran Cruz de la Real y Militar orden de San Hermenegildo.
Este año contrae matrimonio con Doña Ana Antonia Zamora y Aguilar, nacida en Villanueva de la Jara, el ocho de febrero de 1792, y bautizada el 19, poniéndole por nombre, Ana Antonia Escolástica Guillerma Joaquina Blasa. Fueron sus padres: Don Francisco de Zamora y Aguilar, caballero pensionista de la Real Orden de Carlos III, del Consejo de S. M., y su Fiscal de la sala de Señores Alcaides de Corte, natural de Villanueva de la Jara, y Doña Rosalía Guerrero Somma, camarista de la Infanta María Luisa y natural de Madrid. Fueron sus abuelos paternos: Don Blas Antonio Zamora y Aguilar, Regidor perpetuo de Villanueva de la jara, natural de la villa del Peral y Doña Antonia Peinado y Prieto, natural de la villa de Moya, todos ellos hidalgos notorios de sangre. Sus abuelos maternos fueron : Don Joseph guerrero del Consejo de S. M. Oficial de la primera secretaria de estado y Guerra, natural de Madrid y Doña Ana de Somma, Azafata de la reina, natural de Barcelona. Su padrino fue su tío Don Pedro de Zamora Aguilar, Caballero Maestrante de Granada, natural también de Villanueva de la Jara.
En 5 de abril de 1820, es nombrado Comandante general Militar de las Islas Canarias, cuyo empleo desempeñó hasta el 15 de julio en que regresó a la Península.
En 1824 se dignó S. M. concederle el cuartel del Ejército de Andalucía con residencia en Sevilla, permaneciendo aquí hasta el 5 de abril de 1825, en que fue trasladado el Cuartel a la provincia de Cuenca, con residencia en Villanueva de la Jara.
En 1827, el 19 de abril fue nombrado por el Supremo Consejo de la Guerra Presidente de la Comisión de revisión del partido de San Clemente creada para las reclamaciones de quintos y en 1828, el 28 de septiembre se sirvió S. M. concederle el Cuartel del Ejército de Castilla la Nueva con residencia en Guadalajara.
Fue condecorado con las medallas de la Fuga de Madrid, con la de la Batalla de Talavera y con la del Tercer Ejército.
El Consejo Supremo de la Guerra lo purificó en primera instancia de la conducta política y militar, observada durante el Gobierno revolucionario, en acordada en 16 de febrero de 1827 y fue aprobada por S. M.
El día siete de octubre de 1833, fallecía en Madrid.
FIN
Bibliografía
MANUEL DÍAZ–MARTA PINILLA .- “Realismo y utopía de los proyectos hidráulicos de la Ilustración y el Romanticismo. Colección de 690 planos de importantes obras hidráulicas proyectadas en el periodo 1746 – 1866”. Internet.
EUGENIO SÁNCHEZ JIMÉNEZ. “Planos Históricos de Obras Públicas”. Internet
HOJA DE SERVICIOS.- Archivo General Militar de Segovia.
MUNUERA NAVARRO.- “El castillo de la Concepción. La arquitectura militar del siglo XVIII en Cartagena”.
JOSÉ MANUEL GUERRERO.- “El Estado del Ejército y la Escuela de Ordovás”. Alía Plan, Defensa 2003.
MUSEO DEL EJÉRCITO.- “Del Parque de Monteleón al Palacio del Buen Retiro. Un legado para el futuro”.