Monday, December 18, 2006


REFLEJO DE SOLDADO ESPAÑOL
1º Concurso de Redacción Literaria Excmo. Sr. Felio A. Villarrubias
"LAS VIRTUDES CASTRENSES Y LOS VALORES MORALES"

Por Asturquín


La altura de miras y la mirada baja son tan compatibles como el orgullo y la modestia, pues no está el caballero para sentarse al caballo y otear el horizonte, cual águila que acecha al zorro que campea en libertad por los montes o al conejo inocente, sino para ser modelo de dignidad y gallardía. Dignidad y gallardía reflejo de nuestros soldados.
Cuando el materialismo impera, cuando la ostentación hace mella en las sociedades avanzadas, es nuestro mirar al suelo, hacia los campos de nuestra Patria, nuestro orgullo, el gesto clamoroso que fija metas de humanidad.
Y es que el reflejo de nuestras tierras, que nos abstraen invocando las gestas más notables, de nuestros ancestros españoles, que dejaron en el áurea patria los vientos de virtudes que llevaban en sus corazones, y la evocación de tan generosas entregas, honradez y sacrificio, en aras de una España mejor, impregna nuestros pechos y hacen latir el corazón español.
El ser soldado reclama ciertas cualidades morales, cierto modo de vida, de pensar y de obrar. Ser soldado es conocer las tácticas de combate unido al valor personal, la viva imaginación; es ser puntual, obediente y abnegado, con la mente siempre dispuesta al servicio de los demás. Es vida de lealtad y valor, de constancia, de buenas costumbres que no habrá de ser mancillada, siendo menester administrar justicia con rigurosa equidad, en apoyo de preservar, en sus propósitos, el vencimiento de las dificultades y de los obstáculos que a ellos se opongan, y que puedan conquistar la capacidad militar y de presencia de ánimo, en los peligros que cautivan su confianza.
Nadie como un soldado conoce el valor de la disciplina, relación jerárquica de superior a inferior, de mandato y obediencia, y nadie como él reconoce el efecto desmoralizante que puede el mandato diferenciador, discriminatorio, despótico y arbitrario, mellar en su moral, a sabiendas, que el ejército se enaltece sembrando vínculos de simpatía, de mutuo respeto, de honor y de justicia, esencia de la organización militar.
No escatimemos esfuerzos, conozcamos las inquietudes de nuestros soldados, conocerlos es conocer el alma de España. Recabemos en sus vidas y desechemos la más leve duda, de que quien siente un acendrado amor a España, pues al jurar, con fervor, y besar su bandera, para defenderla hasta la última gota de su sangre, no dudará en cumplir su juramento, como soldado y ciudadano.
Amor a España, es pensar en ella como se piensa de casa. Es levantarse día a día con la mirada puesta en su mejor servicio, con la mente despejada, desechando particulares egoísmos, en busca de la unión mediante la comprensión, el compañerismo, la amistad, sin siembras de dudas que se disperse en el aire, pues muy al contrario, sembremos la generosidad y la confianza en loor a un mejor hacer, de labor constante y convivencia, que es en definitiva lo que produce los mejores resultados, para dejar un legado a nuestros hijos de paz y tranquilidad, bajo un orden honrado, y fuera de toda sospecha.
De ahí, que para conseguir dichas metas, hayamos de practicar el ejemplo constante y no valen las palabras huecas y sembrar vana literatura, que los hombres y mujeres españoles saben desde el nacimiento de nobleza y lealtad, y no de falsas promesas.
Las virtudes ejemplares, morales, han de imperar y no la obsesión en metas materiales, que empañan las alturas de miras fundamentales, que reflejan el espíritu humano. Estas y no otras son la base de la fortaleza que mantienen a los hombres y mujeres incombustibles, alma para seguir haciendo de España una nación soberana.
De la disciplina de espíritu se deriva las otras manifestaciones, y no habrá mayor orgullo que el de vestir el uniforme militar, manteniéndole incólume, portándolo con gallardía, sobre un cuerpo ejercitado con la preparación física y sin macilla de sustancias, que impiden mantener la mente despejada, y libre, para llevar a cabo las tareas que les son encomendadas.
En el Ejército, los abolengos, las fortunas, la posición social o la influencia no entran en la concesión de grados, de honores y distinciones y el sistema para alcanzarlos han de ser democráticos y justos, y de esta manera el soldado que haya aprendido a dominar sus impulsos, en la sana obediencia, cariño de sus compañeros, sacrificando su bienestar, estará en condiciones de hacer lo propio como buen ciudadano y a ser indispensable en el mantenimiento de una sociedad fuerte.
El soldado español sigue siendo reflejo de caballerosidad en el mundo, y así en cuantas misiones ha participado, fuera de nuestras fronteras, ha dejado su impronta de respeto al prójimo, humanidad, entrega, y voluntariedad, contribuyendo a fortalecer a España y hacer una Europa más unida. FIN

No comments: