Wednesday, April 25, 2012


UNA JORNADA MANRIQUEÑA

Es cuestión de suerte como todo en la vida y yo la tuve cuando un amigo me invitó a participar en una jornada, cuyo fin era homenajear a tan insigne poeta y guerrero D. Jorge Manrique. Y así fue como llegados sus amigos al castillo de Garcimuñoz, nos sorprendieron con sus dulzainas e instrumentos, cantos y paseíllos, un grupo con atuendos singulares y a la usanza medieval.
Abandonamos sin mas dilaciones este antiguo pueblo de renombrada historia, para llegar a poco mas de tres kilómetros al lugar donde Manrique fue herido mortalmente y donde se levantó antaño una cruz, recordando su memoria, y mas tarde sobre el mismo lugar erigirse un monumento, este que hoy presenciamos y en el que reza:
"AQUI FUE HERIDO MORTALMENTE JORGE MANRIQUE POR LA UNIDAD DE ESPAÑA"
Traté de disimular la emoción que sentía, leyendo las escasas once palabras de grande y elevado pensamiento y presenciando aquel homenaje hacia quien entregó su vida, por tan grande causa, quise evocar allí mismo, en aquel instante, tan fatídico momento, tratando sus leales de taponar sus heridas.
Y traté de preguntarle por si acaso me oyera, si pensaba todavía que bien valió la pena morir en aquella cruenta lucha para unir los españoles. Al menos pensaba yo en este preciso instante que este grupo de homenaje unido estaba, evocando su hazaña.
En el monumento dejaron sus Coplas colocadas en urna, antaño cerrada con una verja de hierro, hoy vacía la hornacina colocamos algunas de ellas, pues a buen seguro los hombres y mujeres de espíritu noble, hojearán a su paso el libreto.
Rememoramos el calvario de su traslado en aquel día gris y nublado de fácil caminar, en una marcha distendida y dialogante, de apenas una decena de kilómetros, para tomar después la carretera y llegar de Santa María de Campo Rus, donde finalizó D. Jorge Manrique su agonía.
No hubo lugar de mejor nombre como el de “Posada Real”, donde se celebró una comida de hermandad, amenizada por el grupo juglar fue motivo de citas y recuerdos de los amantes de la figura del militar y poeta
En Santa María estuvo al mando de sus mesnadas donde levantó campamento, recordando el lugar una gran piedra en la que se inscriben unas letras alusivas. Allí un Museo al poeta, nos impregnaba de su espíritu y en la plaza de la iglesia, dando frente a la casa donde finó su vida, se levanta otro monumento en su memoria.
Concluyó ya entrada la tarde aquella inolvidable jornada.
Gracias Felipe, amigo.  

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