Friday, July 27, 2012

LA CERCA DEL PARDO

   


TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
 EL CORDÓN DEL REAL BOSQUE DE EL PARDO
                                                                                       Marcos Mayorga Noval
Es evidente que muchos avatares por los que han pasado las tierras que hoy se conocen por el Bosque del Pardo, seguirán ocultos para la eternidad, en la noche de los tiempos. Fueron de todo tipo, la gran parte debido al ir tras la variedad de caza mayor y menor, pero también debido a otra necesidades de los hombres por su subsistencia. El Cordón llamado en principio el cerramiento del Bosque, después La Cerca, Muralla y finalmente La Tapia del El Pardo, supuso una obra ingente que duraría varios años hasta su conclusión, capricho de los reyes de otros tiempos por salvaguardar sus privilegios.
Las obligaciones que contrajeron los monarcas para con sus vasallos, como consecuencia de los perjuicios que les ocasionaron y los castigos impuestos a estos por contravenir las normas, fueron una constante en épocas en que la necesidad y el hambre estaban a la orden del día, sin embargo las circunstancias llevaron a uno y a otros a ceder de sus derechos.
La puerta de Hierro en 1916
En la obra de El Cordón intervinieron muchos hombres procedentes de muchos sitios de España, pero principalmente eran gentes de Madrid y de la provincias mas cercanas que trabajaron a jornal; fueron empleados en funciones de guardianes tanto para proteger la caza contra los furtivos, como para evitar que la misma se escapase de sus límites, cuidando de mantener levantadas las antiguas redes, mucho antes de que aquel hubiese concluido. Los gastos durante el periodo de 21 de julio 1751 hasta fin de 1754, se elevaron a un total 5.555.933 rs. vn, y 26 mrvs., por todos los conceptos, es decir, gastos de mantenimiento de Bosque, mantenimiento de la caza, pago de indemnizaciones, alquileres de personal encargado de la seguridad, aportaciones de material para el Cordón, mano de obra, pago de jornales etc.
portillera de la casa quemada
La antigüedad del Bosque como cazadero Real, refugio de osos, zorros, jabalíes y demás fieras que atemorizaban a las gentes de la época pasadas, se remonta a los tiempos de Alfonso X. A principios del Siglo XV, Enrique III de Castilla disponía de un pabellón de caza, al que se llegaba a través de un camino que lo unía al Alcázar, siguiendo la margen izquierda del río Manzanares y levantado en el cerro de las Almudaina de Madrid. En tiempos de Felipe II ya aparecen acotamientos, fijando los límites del Bosque.
El primer mojon pone como se va de Madrid al Pardo por la parte del molino que dizen de Somontes junto a una Cruz Verde a donde se apartan los caminos enfrente de Vadillo por donde pasan el Rio para ir a Arabaca viniendo de la Cruz Real del Pardo y desde alli por el camino que va a Quesada arriva hasta el Camino que vaja de Peñarrubia y desde alli como van por el valle arriba de Quesada, hasta la Voca de Pesadilla y desde alli como van hasta el Carril del Goloso y desde allí a la Cabezada del Prado de Nabalasmuelas y desde allí camino derecho hasta el arroyo de Tejada que es le Charco de los Anadinos. Y desde allí tejada abajo por la mojonera Vieja yendo hacia el Rio grande junto a la hermita de Nuestra Srª del Torneo y pasando el Rio desde el atravesando por los mojones que alli estan hasta el Camino que llevan los leñadores la Vega abajo de Valdelatas ( oy se dice Valdetablas) y desde alli y desde alli por el camino que van puestos mojones hasta el arroyo de la Fuenseca adonde dejan el dicho camino y desde alli por los dichos mojones por medio de la vega de Valdelatas, hasta el paraje de la Voca de Valdeyamarza donde toman los otros mojones a tomar el otro camino, y van por el hasta el valle de Valdelaspeñas, y desde alli por el otro camino hasta el Valle de Vallelobrego y desde alli hasta la cerca del Valle de las Dos Hermanas y de alli dejando el otro camino van derecho al Vadillo de Arabaca y acaban en el Rio enfrente del primer mojon a donde comenzaron”.1
portillo del Bodonal
 Si embargo, en aquellas fechas no era la caza principal preocupación, el acotamiento se hizo con el fin de evitar que se sacara leña de los sitios reales, por medio carros, mulas u otras bestias. La práctica del carboneo estaba en pleno auge. El valor ecológico, entonces no valorado como en la actualidad, era verdaderamente importante puesto que la gran profusión de encinas o carrascas, álamos, fresnos, chopos, sauces, y árboles centenarios que existían en la ribera del río, era grande. Con los deslindes se trataba de evitar también la saca de bellotas, de hierbas y se manda que “ ninguna persona enzienda fuego en el campo desde primero de junio hasta fin de septiembre de cada un año”, antecedente prematuro de los actuales planes de prevención de incendios forestales, siendo las penas que se imponían a los “pirómanos” bastantes duras.
portillo del salto del lobo
Además de pagar una multa considerable, se les desterraba por tiempo de dos años de la Real Casa y Bosque del Pardo y sus límites, tres leguas alrededor del lugar y de los lugares de donde fueran vecinos. Si reincidían se les doblaba la pena, se le quitaban los instrumentos y además se le daban cien azotes públicamente y tenían que servir como galeotes y sin sueldo durante seis años. También incurrían en las mismas penas quienes encubriesen, acogieran a los cazadores y a los que vendiesen la caza o se hallaran en su poder en todo o en parte dentro de los límites.
Similares penas se aplicaban por la caza menor, estando por las reincidencias mas a criterio de los jueces, aunque se descartaba el envío a galeras, dado que estaba terminantemente prohibido la introducción de toda clase de perros dentro del acotamiento, especialmente lebreles, galgos, podencos, perdigueros, conejeros, nocharniegos,2 excepto los que llevaban los pastores que “andubieren en ellos con sus ganados los quales habian de poner a los perros que trajesen para guarda de ella un palo de media vara de largo en el pesquezo el qual habian de traer desde primero de mayo hasta fin de agosto” Si alguno era sorprendido no cumpliendo estas normas se le imponía una multa de 200 mrvs., y se confiscaban los canes. Asimismo eran cuantiosas las penas a que eran acreedores quienes practicaban la pesca mas “aya de la puente segoviana” Como norma se requisaba todas las artes de pesca: redes, lazos, cañas de pescar y otros armadijos3 y se quemaban.
portillo de Navarrondan
 Felipe IV vuelve a plantear dar nuevos límites del Bosque, proyecto que se lleva a cabo mediante la promulgación de una cédula fechada en Madrid a 1º de Junio de 1648 : ”desde la Villa de Colmenar Viejo a San Agustin camino y Cuerda derecho de un lugar a otro y desde San Agustin a Pesadilla camino derecho por orilla del rio Guadalix y desde Pesadilla a la Venta de Jarama y desde alli a la Moraleja y desde la Moraleja a Ortaleza, desde Ortaleza a Bicalbaro, desde Bicalbaro camino derecho, desde Villaberde a Carabanchel de Arriba, desde Carabanchel de Arriba a Umera camino derecho de la Umera a Pazuelo de Alarcon, desde Pozuelo a Maxadaonda al molino de la Oz, del Molino de la Oz a la Torre Lodones, desde la Torre del oyo y del Oyo a Colmenar, donde empezó este límite.”
Durante el reinado de Carlos II, aparece una cédula fechada en 30 de junio de 1648 por la que “se permite a los dueños de las heredades comprendidas en los lugares de San Sebastian, Colmenar Viejo, Fuencarral, Fuente del Fresno, Pesadilla, Rozas, Maxadaonda, Pozuelo y Arabaca el que con los perros propios y tres personas puedan ahuientar y matar la caza que entrase en sus heredades, siendo los que habian de gozar de esta gracia personas que tengan 600 a mil ducados de hacienda”.
A mediados del Siglo XVIII, se dieron los primeros pasos para agregar territorios al Real Bosque, así se disponía mediante resolución que las heredades de “ la Granja de Casanoba, propia del Monasterio Real de San Gerónimo de esta Corte, la del Bosque Soto, e isla de Battuecas del señor Duque de Huescar; la viña y territorio de D. Andrés González de Barcia, la de D. Carlos Martinez de Medina; y la llamada de Bañales perteneciente a D. Domingo Garcia.” así como que quedasen agregadas las posesiones de particulares y comunales que se hallaren en el terreno designado para formar el sitio del Pardo4.

puerta de El Goloso
 De manera definitiva, en tiempos del rey Fernando VI, se abordó llevar a cabo el cierre material de esta posesión real, por medio de una cerca que garantizara la seguridad, independencia y el respeto de la caza por parte de los furtivos, favoreciendo la intimidad y el crecimiento productivo del Real Sitio de El Pardo como propiedad de la Corona. El cierre del cazadero era un proyecto ambicioso y costoso, pero era imprescindible. Las consecuencias de la caza para los pueblos vecinos eran muy graves, ya los ojeadores con su podencos, recorrían grandes distancias fuera de los límites y los destrozos que producían en los cultivos eran considerables y gravosos para los agricultores que tenían en sus tierras sus modo de subsistencia. La Corona se gastaban cuantiosas cantidades de dinero en adquirir el material necesario, para tratar de paliar la salida de la caza y en pagar los jornales de los mesequeros guarda redes, encargados de que las empalizadas de esparto permaneciesen levantadas durante todo el año, además de pagar los gastos que se generaban por las indemnizaciones de los daños ocasionados a los vecinos en sus campos.
La solución a tantos problemas estaba en el cercado de los límites del cazadero, y que la obra permaneciera en el tiempo. Era un complicado trabajo que requería una gran cantidad de mano de obra y la intervención de destacados especialistas de la época. En este proyecto va intervenir, inicialmente el ingeniero jefe Francisco Nangle, teniente de Infantería al que sustituirá, a su muerte Marcos de Viezma. Se abordó como una obra perdurable y se decidió que las tapias fueran de buenos materiales: ladrillo pinto y colorado, de piedra berroqueña coronada con albardilla5. La solidez de la estructura ha permitido que llegue en buen estado de conservación hasta nuestros días.
puerta de San Antonio
 La obra del Cordón, comenzó en 1751 y finalizó en 1758, es decir bajo la administración y gobierno del expresado rey. Tropezó en principio con algunos inconvenientes, debido a distintos factores acaecidos a los ingenieros que nombró para llevar a cabo el proyecto. “Los acontecimientos ocurridos en nuestra obra de Puente de Rastrillos y de Portadas han sido tantos como resultan y deven inferirse sabiendo que acordada esta obra con Don Francisco Nangle se fue sin darla curso formal, a los vaños de Francia donde murio. Que haviendo sustituido su acción y facultades en los Ingenieros Don Antonio Mosterin y Don Agustin de Herrera, tubo este ultisimo real orden para distinto nuevo encargo a que marchó luego; el Mosterin ha enfermado de tal suerte que le sacramentaron aier: Y que Don Thomas O´Deli ingeniero puesto para suplir a Don Agustin de Herrera se halla tambien enfermo aunque se esfuerza en ir algunos dias a la obra. Mediante lo cual hallandose suspendidas muchas de las providencias de dicha obra, constarme que entrara mañana en el real Sitio el Ingeniero Don Silvester de Albarca y ser este por su notoriabilidad y circunstancias el que pueda sacarnos con lucimiento de nuestro actual cuidado”.6
Mosterín falleció el 29 de octubre de 1951. Al poco tiempo también falleció Thomás O´Deli. Fue un periodo en aquellos comienzos en que parte de las obras se paralizaron para nombrar a Silvestre de Albarca como ingeniero del real Sitio. El nombramiento de maestro mayor recayó en el arquitecto Joseph Briz y sobrestantes fueron el Teniente Pedro Chadinoti y Antonio Taveras.
El ingeniero Agustín de Herrera, era Subteniente de Infantería y Delineador de las Plazas y fronteras de S.M. Otros ingenieros fueron, en aquella primera época, el coronel Enrique Stillingnerf, Vicente del Campo y los arquitectos Francisco Moradillo y Vicente Padierna. A lo largo de los años que duraron las obras la responsabilidad de tesorería de los caudales en cuanto a obras y gastos del nuevo Cordón del Real Bosque del Pardo, recayó en Juan Fernández de Mora. Al Marqués de la Ensenada rendía cuentas Vicente Manuel del Campo, como Director de las obras de La Cerca.
portillo de las Matas
Don Cayetano de Obregón responsable de sitio Real de Viñuelas, consideraba que las obra del cerramiento debían de comprender también este lugar, y así se lo expresó a Fernando VI . “siendo del Real agrado de S.M. que D. g. el que se cerquen sus bosques de caza y al presente el de Real sitio de Biñuelas desde la casa de Tres Cantos caminando por la falda o colina de los puertos de San Agustín, Pesadilla Fuentefresno y todo lo demás [..] hasta encontrarse otra vez con la dicha casa de Tres Cantos y desde ella hasta las tapias de ladrillo y tierra que finca junto a la Casa que dicen de El Goloso”7.
Había tapias de antiguo por ciertos lugares que lo delimitaban, pero eran insuficientes y mal guardadas, por lo que había que acometer, cuanto antes, el cercado de todo el recinto, en sustitución de las redes de esparto que en grandes cantidades, se colocaba en los límite para evitar de alguna forma la huida de la caza. Según Nangle “la obra consistiría en una pared de cal y canto, coronada con albardilla a dos aguas, según plantilla, de losas de piedra berroqueña de tres cuartos de pie de grueso, fortificándose los ángulos de dicha pared desde los cimientos con sillares de la misma piedra de mayor y menor, como también los pies derechos y arcos en las partes que convenga para el transito de los arroyos con rejas de yerro que puedan abrirse y cerrarse [..] sus cimientos de dos pies y tres quartos de ancho y dos de profundo [..] y la pared de dos pies de grueso y diez de alto incluida la dicha albardilla”. Los materiales habían de extraerse de las canteras de Vicálvaro y Vallecas; la cal de Torres y la arena no se podía extraer de los arroyos, sino había de ser bien granada y picada en firme. “La mampostería había de ser ejecutada atizonada, travada y ripiada, sentando las piedras a golpe de martillo.” 8
El total del presupuesto por todos los conceptos, incluidas las casillas para los porteros presentado por Francisco Nangle el 20 de abril de 1751 fue de 832.990 rs. vn.
De los tramos a levantar uno correspondía al frente de Fuencarral. El 8 de septiembre de 1751 los arquitectos Don Nicolás Serrano y Don Manuel López Corona presentaban a Don Vicente Manuel del Campo las cuentas, de haber concluido las obras de la cerca y puertas desde “el Camino alto de Colmenar Viejo sobre el cerro de las Cabezuelas y Caños Quebrados avistando las casa nueva del cuartel del Goloso hasta la Venta del Regidor del Camino Real que va desde la Corte al Sitio de El Pardo haciendo frente y defensa al lugar de Fuencarral y abrazando las viñas y heredades de Batuecas, Bañales, Berzia y Medina y ya propios de S.M. agregadas al territorio de dicho real Bosque de El Pardo.” Y con la obra se tapiaron portillos ya existentes como es el caso de los que cerraron en la antigua tapia de la viña de Medina.
Antonio Lopez y Francisco Dejado fueron destajistas del cuarto tramo de la Gavia de Fuencarral. El destajista Manuel Navarro lo fue de un corte del 4º tramo de esta gavia, por el que se le pagó 58.903 rs. y 17 mvs. vn. Suministraba la piedra a esta gavia Antonio Nino, Francisco Abiyeira, Pedro Arecha. La cal Joseph Ortega, Antonio Rodriguez.
Un asiento de tesorería, de 4 de agosto de 1751, señala el remate de 780.631 rs. vn., con el que se cerró la obra de la cerca y portadas comprendida entre la venta del Regidor hasta la Venta de Hoyos, adjudica la obra a Nicolás de Francia. “58.727 rs y 14 mrvs fue lo que importó la obra de cantería y terrería de las cuatro portadas con rejas de hierro labrado construidas en la dimensión de esta nueva gavia, para uso de los caminos que comprende y servidumbre del coche de S.M. cuando transitara por ellos, señaladamente la que hay cercana a Batuecas y casa de Bañales; la de Valderrodrigo junto a la Real Quinta; la de la portilla sobre el camino que va desde el Pardo a Fuencarral y la que ay en Caños Quebrados para ir al convento de Nuestra Señora de Valverde desde dicho Real Sitio de El Pardo”.
portllera W del campo de golf
En 1752: Se pagaron a Martinez Gomez 181 rs. vn., por jornales en el cultivo de la alfalfa; era necesaria para alimentar las caballería. Alfalfa se cultivaba en la huerta de Barcia, integrada en la Cerca y donde fuera antiguo propietario Don Andres Gonzalez de Barcia Eran cuidadores de la huerta: Mathias Gómez y Vicente García, entre otros.
Se encargaban además de realizar todas las labores de cultivo, tales como la preparación de la tierra, la siembra del grano, o la siega en la que se empleaban hoces o corbellas, y su recolección. Partidas de centeno, en grano, se compraban a un vecino de Majadahonda, Francisco Álvarez Barrio, “encargado de acopiar para la siembra y cebos de la caza”. El estiercol era el abono que se utilizaba en dicha huerta, dirigida por Juan de Lorenzo como Director de Labranza. La abundante caza había que cebarla, para ello se necesitaban grandes cantidades de grano de centeno que se compraba en distintos lugares de la geografía castellana. A favor del cebador Joseph Gallego se dispusieron “para el pago de la conducción de 800 fanegas de centeno que se habían comprado en las cercanía de Segovia para cebos de la caza”. A favor de Joseph Gallego se libraron quinientos rs. vn., para los gastos que” le ofrezcan desde Madrid a la villa de Sepulveda, acompañado de dos soldados que le ban conboyando para resguardo de los 20 doblones de a 60 rs que lleva a Juan de Andrade que se halla en aquella villa comisionado del Acopio de granos para este años”. Los granos se transportaban en espuertas y a favor de “Juan Martinez Alarcon mayoral de las dos cabañas mulares que traen granos de Sepùlveda al Pardo” se libraron 200 rs. vn. Estos viajes se aprovechaban para encargos puntuales y vemos como en uno de ellos “dos botes de tabaco de dos libras se remitieron con el mayoral de la cabañas Juan Martinez Alarcon de regalo al señor Corregidor de Pedraza Don Manuerl Severino Baez y Llerena, de cuenta del comisario Juan de Andrade” a quien se le cargaron en su haber de 15 rs.vn. La conducción de granos implicaba el pago de los portazgos correspondientes y se transportaba también garbanzo y cebada de los campos de Castilla. Las viñas que se encontraban dentro del cerramiento como eran las de dos viñas de Medina y Barcia así como la de Bañales, eran podadas anualmente por Manuel Hernanz y sus consortes vecinos, todos ellos de Pozuelo. Cuando las encinas estaban cargadas de fruto, se vareaban las bellotas, facilitando a la caza el alimento, con el mismo fin eran frecuentes las aportaciones de paja.
Otra cuestión importante eran los pagos que se realizaban por la cuestión de los pastos, Hubo protestas por las indemnizaciones por pérdidas de cosechas, con las que no estaban de acuerdo, llegando incluso a reunirse los labradores en forma tumultuosa para reclamar las que consideraban en justicia.
Vemos como “a favor de Gabriel García y Pedro Gamarra alcaldes del lugar de Fuencarral y Matheos Bustillo su Procurador Sindico general” se libraron 3.400 rs. vn., por el “arrendamiento de pastos de las yerbas de la parte de las dehesa de Valdelatas que pertenece al referido lugar”, desde el 1 julio de 1752 hasta fin junio de 1753 por el mismo periodo de tiempo se libraron 750 rs. vn., cantidad que fue evaluada “por los peritos de S.M., y este pueblo, en que evaluaron el fruto de bellota que hubo en la expresada parte de la dehesa y monte de Valdelatas” y de que no se valieron sus vecinos, como en los años anteriores, años por haberse reservado para pasto de la caza del real Bosque del Pardo.
Fuera de las redes se procuraba que no proliferasen los conejos, así que se pagaban jornales a las cuadrillas dedicadas a destruir los vivares; vemos como a favor de de Francisco Álvarez Barrio se libraban 120 rs. vn., “para pagar 24 jornales que se causaron en cavar las bocas de los conejos fuera de la red en el cuartel de Castrejón”.
Se gastaba cantidades de dinero en jornales para remeter la caza en el interior de la Cerca. La caza por propio instinto de conservación, salía fuera de los límites siendo imprescindible volverla a introducir en el Bosque, para lo que se necesitaba la intervención de gentes de los pueblos limítrofes Consecuentemente en esta operación, volvían a producir nuevos daños en los cultivos. Fueron muchos los hombres que intervenían en estas operaciones, ayudados con los perros. “ En 2 de otro mes de marzo se libraron a favor de Dn Manuel Martinez de Tejada 3240 rs. vn para pagar jornales de 1080 hombres a 3 rs que remetieron la caza al Monte de Viñuelas que estava en las afueras de la Red en términos de Colmenar, San Sebastian, San Agustin, El Molar y Algete.” A Manuel Martinez de Tejada 330 rs., para el pago de jornales de los 110 hombres que se ocuparon de remeter la caza en el cerro de San Pedro y termino de Manzanares.
La tela real en el monte del Pardo (Velázquez)
Se empleaba una calesa para llevar a los apreciadores, fue un cargo nombrado por la parte de S.M., tenía la misión de hacerse cargo de la tasación de los daños que se producían, con motivo de haberse realizado alguna montería en los reales bosques. Los apreciadores, entraban en contacto con las autoridades correspondientes a los lugares donde se habían producido deterioros de cosechas, cultivos etc, tales como Párrocos, Alcaldes; Mayordomos, a quienes los vecinos pasaban anualmente las relaciones a que se creían con derecho a ser retribuidos.
Como en toda tasación, la dificultad de estipular un justiprecio traía como consecuencia que se produjeran altercados y manifestaciones de los perjudicados. Entre los apreciadores se encontraban Francisco Lorenzo Barquez, Dionisio Pérez de Aravaca, Andrés Sevillamo, Manuel de Olisa y Milla, Manuel Martín Gutiérrez, Eugenio Escolar, Joseph Uzeda, Diego López, Francisco Álvarez Barrio, Francisco del Peral, Antonio Dávila, Manuel Perucho, Juan Vizcaino, Diego López, y Manuel Herranz. Su sueldo, en 1751 estaba estipulado en 400 ducados al año que solían cobrar de la administración en varios plazos. A veces empleaban mas de seis día en efectuar dichos pagos de las indemnizaciones, por los que iban socorridos con los gastos de manutención y de hospedaje.
Por los asientos de contabilidad se sabe que en noviembre, los días 17, 24 y 25, se efectuaron remetidas de la casa de campo a las que asistieron 183 hombres de Los Carabancheles y Aravaca, a los que se pagaba 3 rs. vn., a cada uno, Otros 64 rs. vn., fue el importe de la pólvora que se utilizó y que portaban los guardas.
portillera de los caños quebrados
En 1752 se compran las tierras de dos colmenas pertenecientes a Don Manuel Marínez de Quexada y que habían quedado dentro del nuevo demarcado. Una estaba situada en el valle de Navalasmuelas en el Cuartel llamado de El Águila, la otra en el Cuartel del Vaso de San Jorge, llamado también Navarredondilla, en las inmediaciones del arroyo de Tejada. Con fecha de 29 de noviembre de 1752, se pagaba 185 985 rs. vn., por la compra de tierras, a terreteros de los pueblos de Humera, Aravaca, Pozuelo, Rozas y Majadahonda.
Con fecha 29 de agosto de este mimo año se “despachó abono de mil setecientos y setenta y dos reales de vellón que entregó a Dª Isabel Martínez de Texada, viuda de Don Rovertino Conventino vecino del lugar de Fuencarral, por valor a justa tasación de peritos de un colmenar que la pertenecía en el valle de Quesada, cercado de tapias y en el interior un cubierto que sirve de casa; 19 almendros grandes y tres encinas y se compró por estar dentro del nuevo demarcado Cordón del Real Bosque del Pardo, según escriptura de venta y carta de pago de su importe otorgado en 29 de agosto próximo antecedente ante Dn Juan Manuel Miñón de Reynosa Secretario de S.M. y Escrivano de número de esta villa que queda en esta oficina...”
En marzo de 1751 una escritura de venta a favor de S.M. e incorporación a la cerca del Real Sitio de El Pardo dice: “En este día se despacho abono de doscientos cinco mil ochocientos cincuenta y nueve rs y un mvs de vn que entregó a Don Domingo García, Dª Mauela Bañal, D. Joseph Gutierrez y Dª Lorenza Bañal sus mujeres Dueñas de la viña llamada de Bañales por valor a justa tasación del Perito de la citada viña cercada toda de tapia, una casa abitable con seis oficios, otra que es bodega con su ante bodega, tinajas y pertrechos correspondientes, olibos, arboles frutales y diferentes tierras dentro y fuera de las misma cerca situada en el paraje llamado Merchan y Beacos entre el Bosque de Batueca y la huerta y viña que fue de Dn Andres Gonzalez de Barcias, cuio total terreno según la mensura hecha tiene de cavida 67 fanegas 3 celemines y medio de a 400 estadales cada una. Las 47 fanegas un celemín y un quartillo de tierra que compone la planimetria de viña y dos suertes de tierra de la cerca con inclusion de tres fanegas 9 celemines y un quartillo que ocupa un pedazo de viña con 239 cepas; y una tierra de una fanega y celemin y medio a la capellanía que en la parroquial del lugar de Fuencarral fundo Paula Lopez; y la otra tierra de una fanega y 10 celemines y medio a los herederos de Lorenzo Rufel vecino del propio lugar que no entraba en al venta y los 20 fanegas 2 celemines y un quartillo restantes; seis tierras que en distintos parajes se hallan fuera de la Cerca cuya propiedad con todas sus entradas y salidas, usos, costumbres, derechos y servidumbres vendieron a S. M., [..] otorgada en esta villa de 9 de noviembre del año proximo [..] en conformidad con real Orden de 23 de junio de otro año proximo pasado antecedente.”
puerta del Hito
La Venta del Regidor pertenecía a Doña Josepha Adan de Iarza, residente en Valladolid. Parte de las tapias eran aledañas a la Puerta de Hierro, y se necesitaba adquirir parte del terreno para acometer el levantamiento de las tapias a un lado y a otro de la Puerta. Se consideraba que comprarla era una buena inversión puesto que serían terrenos a añadir al Real Coto de caza, por sus buenas fuentes y además se podían ahorrar el levantamiento de la cerca por la parte que la delimitaba. Con fecha 30 de marzo de 1753 el tesorero Don Manuel Antonio de Horcasitas pagaba a Doña Josepha Adan de Iarza por la Venta del Regidor la cantidad de 123 759 rs. vn.
A pesar de las medidas que se fueron tomando para cerrar los límites que se consideraban problemáticos, las quejas de los labradores seguían por los mismos derroteros, sobre todo los primeros años. Hay que darse cuenta que el cerramiento con redes de esparto iba por delante de la adquisición y compra de tierras, con lo que se quedaban dentro del cerco tierras de propietarios particulares que tenían en ella sus sembrados, y a estos había que indemnizarlos por sus pérdidas que fueron cuantiosas.
dibujo de la puerta de Madrid 1921
Las redes de esparto cumplieron el principal papel del cerco que se había establecido en aquellos tramos, donde no había ninguna tapia y que eran los mas numerosos y extensos. El septiembre de 1753 se terminaba de limitar con redes de esparto el término de Colmenar Viejo. Fueron estas redes el principal medio de sustento para muchas familias de los pueblos vecinos que las transportaban hasta los mismos lugares, donde se habían de colocar. Muchas de ellas se fabricaron en Villarejo de Salvanés y Fuentidueña.
Diversos esparteros de Madrid,entre ellos, Manuel Martínez, fabricaban rollos de estera y soguillas. Las estacas que las mantenían erguidas sobre el terreno, se hacían con la poda de fresno. y muchas de ellas fueron transportadas en carretas dirigidas por el mayoral Juan Gordo. Se conocen transportes efectuados desde El Escorial en 1752. Cuando fueron talados 1137 álamo en el paseo de Atocha, la madera que pesó en total 1.720 arrobas, fue comprada a Pedro Martínez para hacer con ella 1140 estacas comprados, que fueron acarreada por Custodio Dávila vecino de Carabanchel bajo, desde el paseo de la Puerta de Atocha. Manuel Muñoz, maestro espartero confeccionaba las maromas y redes que se utilizaban en el arroyo de Manina.
PALACIO DEL PARDO
Isabel Rufo espartera, suministraba “ espuertas, maromillas y astoiles de piquetas para la obra de la Portada del Pardo”. Igualmente suministraba de su espartería, “tomizas a real y medio; tiras de esparto a 4 rs y esportones grandes para pesar pedernal a 6 rs. vn.” Para hincar la estacas al terreno se utilizaban gradillas. Un asiento del libro de contaduría expresa que el arquitecto López Corona libró 55 rs. vn., “importe del jornal de onze peones que hicieron la cotería por donde debía de ir la Red en las Rayas de los Quarteles de Velada, Valeleganar y del Águila”. Transportistas de redes y maromas fueron Sánchez Carralero y otros de Villarejo de Salvanes y Fuentidueña del Tajo.
La Cerca trajo prosperidad a la Corte, muchos madrileños fueron empleados en estas labores con el esparto como materia prima y los maestros esparteros que se agrupaban en el Gremio de esparteros y estereros, tuvieron en estos iniciales años de La Cerca unos ingresos extras. Sus esparterías se encontraban en la que hoy conocemos como calle de Esparteros, cerca de la Puerta del Sol9.
La totalidad del Bosque, en los primeros años de su constitución estaba dividido en cuarteles cuya responsabilidad directa de un comisario nombrado por el rey por un periodo de dos años 
Los Cuarteles y lugares desde 1 de junio de 1751 eran los siguiente: del Pardo, de Batuecas, de Somontes, de Balpalomero, de Quexada, de Torre de la Parada, de El Aguila, de Baldeleganar, de La Angorrilla, de Belada, Cuartel de El Crimio, de Navachescas, de Castrejón, de Valdelapeña, de Trofas, de la Zarzuela, de Baldelatas, de El Castillo de Viñuelas, de Nueva Roldan, de Tres Cantos, del Lugar de Fuencarral, del Lugar de Alcovendas, del Lugar de Fuente del Fresno, del Lugar de Pesadilla, del Lugar de El Molar, del Lugar de Colmenar Viejo, del Lugar de El Hoyo, del Lugar de Torrelodones y del Lugar de Boadilla, Todos ellos a las órdenes del teniente del Pardo D. Cristobal Cortes de Solis, a su vez bajo la autoridad Don Cristobal de Salmerón. “Asi observara El Duque del Arco.” Los Guardas se denominaban de a 9 reales: De a 8 reales y De a a 7 reales:
Los puentes de rastrillos jugaron un papel importante en evitar de la fuga de la caza. Se trataba de los puentes verdes de madera, así llamados por la coloración verde de su pintura con que se cubría la madera, a fin de evitar su deterioro por el paso del tiempo. En sus ojos se colocaron rejas de hierro que en alguno de ellos se levantaban cuando la corriente del río así lo aconsejaba y se hacía por medio de maromas que manejaban los guardas designados expresamente entre la venta del Regidor y la venta de Cerezo. Posteriormente se construyó el conocido puente de piedra de San Fernando.
Al mismo tiempo que se levantaba La Cerca se abrieron en ella numerosas puertas y portillos,muchas han llegado hasta nosotros, destacando la conocida Puerta de Hierro. En los primeros cálculos del coste de un tramo de la obra, presentados por Nangle para levantar la cerca correspondiente desde la Venta del Cerezo hasta la del Regidor, se incluía el importe de “las dos puertas que se precisan para dejar libres los Caminos de Castilla y el Pardo, y el de las casillas para la abitación de los porteros de ellas”.
Francisco Nangle en 1751 presentó al Monarca, según nota manuscrita de 20 de abril dos ideas para ejecutar este proyecto “para la entrada de la cerca del camino de El Pardo se proponen dos ideas de Puertas y el cálculo que aquí va comprendido es de la de hierro, pero si fuere del agrado de S.M. se ejecute la de sillería, se contempla sera su costo igual a la de yerro”. Fernando VI se iba a decantar por la de hierro, quería que le acceso al Pardo desde la Corte tuviera la lucidez que requería, al mismo tiempo que fuese sobrepasada por un paseo agradable para los madrileños. Esta puerta a la que terminó por llamarse Puerta de Hierro, fue proyectada por Nangle en 832.000 reales de vellón, se ajustó con el escultor Juan Domingo Olivieri en 100.000 reales.
En una carta enviada por Francisco Nangle10 a Don Vicente Manuel del Campo, con fecha 23 de junio de 1751, dice sobre la Puerta de Hierro: “Muy Sr. Mío. Ha venido aprobado por su S. M. que la Portada de Arquitectura que se debe ejecutar en el camino Real de El Pardo no supusiese al pregón para darse por asiento con las demás obras, por los motivos que representé [..] he pasado a formar ajuste con Don Domingo Olivieri maestro Maior de escultura de S.M. en el precio de cien mil rs de Vn para la total construcción de la expresada portada a excepción de las verjas....” 11 Siguiendo los deseos del Monarca en 1752, le expuso que “para el mayor lucimiento de la suntuosa Portada del Camino del Pardo, el formar una alameda de cuatro líneas de árboles, tres calles, tres plazas exterior y una interior, comprendidas desde la esquina de la huerta del Marqués Guerra hasta la referida Portada”.
Un asiento contable de fecha 23 de Diciembre de 1752 atestigua que a Don Juan Domingo Olivieri, Maestro Escultor para “la Portada del Real Camino del Pardo y que estaba a cargo de Juan Moradillo” se le pagaron 103121 rs. Contratados a tal fin por Moradillo fueron Francisco Cuevas y Francisco Martin, oficiales canteros que labraron las piedras. Antoni Solan escultor contratado por Domingo Olivieri,. que hicieron los trofeos que la rematan. De igual modo empleo al pintor Pedro Anguita para el dorado y pintado de sus Puertas de hierro forjado, cobrando por ello 1000 rs. vn. Se emplearon e 300 libras de plomo, suministrado por Antonio Faveras por el que se pagó 441rs 6 mrs vn., “para sentar las cuatro hojas de fierro de los lados de la Portada del Pardo al precio de 50 mrvs libra y según certificado por Francisco de Moradillo”.
En 1754 se llegaba a concluir el embellecimiento del principal acceso a El Pardo. Los jardineros encargados de hacer la plantación de álamos negros sobre el Camino de El Pardo, bajo la dirección del arquitecto Francisco Moradillo fueron: Juan de Llamas, Domingo Revuelta y Francisco Ubao, los tres vecinos de Madrid. Desde el interior de la Portada de Hierro, se plantaron doscientos de estos árboles. Para adecentar los terrenos tuvieron que hacer los trabajos de movimiento de tierras para efectuar el plantío, Juan de Llamas y por el “desmonte, terraplén y plantío que se ejecuta en el Real del Pardo junto a la nueva Portada”, recibía en 1753. 3000 rs. vn. El jardinero de la Zarzuela en 1754 llevó a cabo la plantación de álamos negros que se compraron en Valdetorres, realizando tanto la operación de arranque como su conducción hasta la “ plaza interior de la portada de arquitectura de la entrada del Real Sitio del Pardo”. FIN
BIBLIOGRAFÍA
El Real Sitio del Pardo. Biblioteca de la Comunidad de Madrid.
Diccionario Geográfico Estadístico de España y Portugal.
Ramón Mesoneros Romanos. Manual de Madrid. Descripción de la Corte y de la Villa de. Capitulo XIII. Biblioteca Miguel de Cervantes.
Repoblación de Fuencarral a mediados del Siglo XV. Datos inéditos. Fidel Fita. Pág 360 (3) Biblioteca Miguel de Cervantes.
FUENTES
Archivo General de Palacio.- Real Sitio del Pardo . Reinado del Sr. Fernando VI . Caja 9465. Exp 3. De los Oficios de remisión y la aprobación de S.M de las relaciones que acompañan, de los sueldos, y gastos causados en las Alcaidias de el Pardo y sus agregados desde Diciembre de 1755 hasta fin de julio de 1759.
Archivo General de Palacio.- Fondo El Pardo. Reinado de Carlos III, Caja 9472. Exp 1.
Archivo General de Palacio.- Fondo El Pardo. Reinado de Fernando VI, Caja 9440.

1 Archivo General de Palacio. Caja 9440. Exp.10.

2 Perros especializados en la caza nocturna.

3 Trampas de palos para cazar animales.

4 Según un informe firmado en Madrid 13 de marzo de 1751, por D. Francisco Palomares.

5 Caballete o tejadillo que se coloca sobre los muros.

6 Comunicación a don Juan de Obregón en 30 Octubre 1751.

7 Del proyecto de cercado de Biñuelas, del arquitecto Bentura Padierna y fecha de 15 de febrero de 1752.
8 Del proyecto presentado a S.M por el Ingeniero Nangle.
9 Encyclopedia Metódica de Antonio Carbonell. Tomo I. Pág 233. Madrid 1794. Imprenta de Sancha.
10 Biblioteca Nacional. Los Ingenieros Militares en España de Horacio Capel y otros. Pág.. 346 y 347. Sig: GM.ST/29 sala Goya. Francisco Nangle-
11 Archivo General de Palacio. Caja 9440. Ex.24 .

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