DE MIS ESTUDIOS
MADRILEÑOS
Muchas veces hemos andado por la cuesta de la Vega y hemos visto ya
llegando a la calle Bailen el majestuoso edificio de la catedral de
la Almudena, la construcción el Museo de carrozas reales o los
restos de la antigua muralla árabe.
Sin
embargo, ya no vemos lo que vieron los madrileños del XIX en todo su
esplendor, mientras la catedral se levantaba, el palacio que existía
sobre aquellos restos islámicos, derribado en 1970.
Su propietaria María Leonor de Pimentel, condesa de Benavente lo
había levantado en la cuesta de la Vega, años después, a mediados
del siglo XVII se realizaron en él reformas para terminar siendo su
propietaria la duquesa de Medinasidonia, Dª Juan Pacheco. A finales
del siglo XVIII fueron sus propietarios, Pedro Alcántara Téllez
Girón, duque de Osuna y María Josefa Alonso Pimentel, duquesa de
Benavente. A mediados del XIX lo adquiere el gobierno francés como
sede de su embajada. Finalmente debido a su estado ruinoso es
derribado, en 1970, quedando al descubierto el tramo más importante
de la muralla islámica de Madrid.
Pues bien en este palacio durante el siglo XIX, debieron
organizarse eventos importantes por parte de la realeza y de la
aristocracia, como muestra de ello hoy recordamos un baile que se
realizó en sus salones un 17 de octubre de 1846, cuando ya
convertido en sede de la embajada francesa en Madrid, el embajador
Bresson tuvo a bien organizar una cena baile, a la que fueron
invitados lo mas granado de la sociedad madrileña.
A la once Isabel II llegab ante sus puertas para ser recibida por los condes de Bressón, vestida con traje de encaje blanco luciendo en
la cabeza una diadema de brillantes y otras joyas tanto en el cuello
como en sus brazos. Su esposo Francisco de Asis vestía el uniforme
de capitán general y llevaba al cuello el toisón de oro y la banda
de la legión de honor.
La hermana de la reina la infanta Luisa Fernanda, llevaba parecidas prendas
que la de su hermana, mientras su madre María Cristina con un
vestido blanco e hacía acompañar de su marido el Duque de
Riánsares. También los duque de Montpensier y de Aumale. Otros
miembros de la familia real asistieron así autoridades mucho de las
cuales vestían de uniforme, siendo los menos los que lucían el
frac. No faltaron en tre los invitados autoridades inglesas, aunque
no asistió a la misma el embajador Bulwer,
Un personaje peculiar que por esas fechas estaba en el candelero
de la política internacional, por estar maquinando el proyecto de
llevar al Ecuador un ejército enviado desde España, con la
condescendencia y ayuda financiera y logística del Gobierno y del
matrimonio Muñoz, María Cristina y el Duque de Riánsares, se
desenvolvía en aquel baile como pez en el agua, el general Juan José
Flores primer presidente de Ecuador. FIN
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