DESDE EL SENTIMIENTO
Las campanas del carillón
de la fachada del palacio Real de Madrid que daba frente al
frontispicio de la catedral de la Almudena, daban las seis de la
tarde en un día soleado de octubre. Las gradas laterales situadas en
el interior del patio de armas del palacio, se hallaban repletas de
un público expectante que había acudido al lugar, atraídos por la
exhibición que se anunciaba en los medios de comunicación, como
preludio al día de las Fuerzas Armadas y que iban a llevar a efecto
las diferentes bandas y músicas militares de las Unidades del
Ejército Español. Se trataba de la edición número tres del
festival de Música Militar.
No trato de hacer
difusión del cartel anunciador de los actos, sino de expresar mis
sensaciones personales, viendo desarrollarse los actos y oyendo las
notas que salían de los instrumentos.
La salida de banda de
trompetas y tambores de las Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla,
produjo en mi una gran emoción, se agolparon en seguida los
recuerdos de mi participación en unos desfiles que en guerrilleros
viví intensamente.
Los aplausos de los
asistentes al acto eran constantes, muchos no pudieron entrar en el
patio por falta de aforo y se agolpaban en la verja que lo separa de
la explanada frontal de la catedral.
Era un marco aquel sin
igual. Se sucedían los ¡bravos! al paso elegante de los soldados,
los ¡muy bien! al buen hacer de la escuadra de gastadores de la
legión, o ¡olés! cundo las bailarinas volaban sus mantones y
movían los abanicos con los colores de la bandera, mientras sonaban
en el recinto las notas a los aires de España.
Fueron casi dos horas de
emoción intensa, muchos fueron los aplausos cuando uno de los
componentes de la Unidad de Música de la Marina en Madrid,
interpretó una bonita canción que hablaba de todos los españoles,
del sol y del ser español.
Como broche de oro fue
primero, un recordatorio a todos aquellos que se quedaron en el
camino, lanzando al aire las notas los cornetines, desde las galerías
superiores del palacio; yo mirando a la bandera ondear en lo alto del
recinto rela, recordaba a mis añorados compañeros que a buen
seguro, Dios los tendrá en su seno, y por último se interpretó el
himno nacional.
Yo pensé en gritar con
emoción: ¡Viva España! pero alguien se me adelantó.
l
No comments:
Post a Comment