Friday, October 21, 2011


ANIVERSARIO
Melilla 27 de septiembre de 1909
                                       
Cabo Noval


Tu mérito te elevó
A la cumbre de la gloria,
Y en el libro de la Historia
Tu nombre por siempre entró

Hoy como joya surgió,
Te quiere la Infantería
Y tu fusil, arma sagrada
al Alcázar toledano volvió.



Juraste entregar la vida
Por tu Patria y su bandera
No olvidaste aquella jura
fue tu muerte en gloria convertida.

El final de los soldados
es morir con honor
pues sacrificando la vida
sus méritos serán obligados.

Hijos como Noval
dan la gloria al militar
A la Patria fortifican
siguiendo su ejemplo igual

Tu en la alambradas
dejaste la sangre entera
con el alma fuiste al cielo
entre admiradas miradas.

Hoy el infante no extraña
Te recuerdan en tu acción
Mañana cuando salga el sol
gritarán también ¡Viva España!



DEL APELLIDO DEL POETA RUBÉN DARÍO
(De mi tesis en Derecho Premial)
Uno de los abuelos de Rubén Darío, de nombre Darío y primer apellido Mayorga, vivió en la ciudad de León, a principios del siglo XIX, sin embargo sus descendientes, fueron llamados los Darío. Este nombre fue convertido en apellido, siguiendo los dictados patronímicos que "antiguamente se daba en España a los hijos, formado del nombre de sus padres", y adoptada en el Reino de Guatemala, durante la dominación española, en tiempos de la colonia y después de la independencia, en 1821.
Un un escrito anónimo que fue publicado en la revista Telégrafos y Teléfonos de Nicaragua, titulado "Por qué Rubén nació en Metapa", hoy Ciudad Darío, nos aporta muchos datos sobre el siglo XIX, relacionados con los antecedentes familiares del Rubén Darío y el ambiente de aquella sociedad. Dicho artículo comienza diciendo: "Hubo en esta ciudad, a principios del siglo XIX, un honrado señor llamado don Darío Mayorga, hombre inteligente, activo y emprendedor, quien se dedicó a trabajos agrícolas en grande escala".
Veamos lo que dice el propio Rubén Darío, al hablar de sus antepasados; él se pregunta: ¿Cómo llegó a usarse en mi familia el apellido Darío? Según lo que algunos ancianos de aquella ciudad de mi infancia me han referido, un mi tatarabuelo tenía por nombre Darío. En la pequeña población conocíale todo el mundo por don Darío; a sus hijos e hijas por los Daríos, las Daríos.
Fue así desapareciendo el primer apellido, a punto de que mi bisabuela paterna firmaba ya Rita Darío; y ello, convertido en patrimonio llegó a adquirir valor legal, pues mi padre, que era comerciante, realizó todos sus negocios ya con el nombre de Manuel Darío; y en la catedral a que me he referido, en los cuadros donados por mi tía Rita Darío de Alvarado, se ve escrito su nombre de tal manera."
Al respecto, dice don Edelberto Torres Espinoza: "Una aureola patronímica envuelve a los parientes inmediatos y colaterales de don Darío, como don suyo. Sus hermanos y sobrinos, y los hijos de éstos, todos son llamados apelativamente Darío, lo mismo que sus propios hijos. Y si por un enlace matrimonial aparece un nuevo apellido en la familia, éste se extingue, borrado por la costumbre que incorpora sus individuos a la denominación general Darío".
Este mismo concepto desarrolla el historiador Francisco Mena Guerrero, de San Salvador: "En el siglo XVIII - en la segunda mitad - en la aldea de Chocoyos, provincia de la Nueva Segovia, perteneciente a la capitanía general de Guatemala, vivía un honrado y laborioso terrateniente llamado don Darío Mayorga, hombre superior en su ambiente, y que era admirado y respetado por todos los ciudadanos de esa región.
Fue tal su influencia, que los hijos de su primer matrimonio con Catarina Rivas, así como los de segundas nupcias con Dorotea Garmendia, como los de su hermana Ventura Mayorga, en vez de apellidarse los Mayorga, los nominaron los Daríos, haciéndose el apellido patronímico.
Los padres de Rubén fueron Manuel García y Rosa Sarmiento, pues bien "en Chocoyos se casan Daríos con Sarmientos - 2 de junio de 1815 - (Aquí se refiere don Francisco Mena Guerrero, al matrimonio entre la señora Ventura Mayorga con don Casimiro Sarmiento) y la poderosa autoridad del viejo Darío Mayorga, hace que a los descendentes de Sarmiento se les llame también Darío". 
FIN

Monday, October 10, 2011


DESDE EL SENTIMIENTO
Las campanas del carillón de la fachada del palacio Real de Madrid que daba frente al frontispicio de la catedral de la Almudena, daban las seis de la tarde en un día soleado de octubre. Las gradas laterales situadas en el interior del patio de armas del palacio, se hallaban repletas de un público expectante que había acudido al lugar, atraídos por la exhibición que se anunciaba en los medios de comunicación, como preludio al día de las Fuerzas Armadas y que iban a llevar a efecto las diferentes bandas y músicas militares de las Unidades del Ejército Español. Se trataba de la edición número tres del festival de Música Militar.
No trato de hacer difusión del cartel anunciador de los actos, sino de expresar mis sensaciones personales, viendo desarrollarse los actos y oyendo las notas que salían de los instrumentos.
La salida de banda de trompetas y tambores de las Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla, produjo en mi una gran emoción, se agolparon en seguida los recuerdos de mi participación en unos desfiles que en guerrilleros viví intensamente.
Los aplausos de los asistentes al acto eran constantes, muchos no pudieron entrar en el patio por falta de aforo y se agolpaban en la verja que lo separa de la explanada frontal de la catedral.
Era un marco aquel sin igual. Se sucedían los ¡bravos! al paso elegante de los soldados, los ¡muy bien! al buen hacer de la escuadra de gastadores de la legión, o ¡olés! cundo las bailarinas volaban sus mantones y movían los abanicos con los colores de la bandera, mientras sonaban en el recinto las notas a los aires de España.
Fueron casi dos horas de emoción intensa, muchos fueron los aplausos cuando uno de los componentes de la Unidad de Música de la Marina en Madrid, interpretó una bonita canción que hablaba de todos los españoles, del sol y del ser español.
Como broche de oro fue primero, un recordatorio a todos aquellos que se quedaron en el camino, lanzando al aire las notas los cornetines, desde las galerías superiores del palacio; yo mirando a la bandera ondear en lo alto del recinto rela, recordaba a mis añorados compañeros que a buen seguro, Dios los tendrá en su seno, y por último se interpretó el himno nacional.
Yo pensé en gritar con emoción: ¡Viva España! pero alguien se me adelantó.
l

Wednesday, October 05, 2011


CONFERENCIA COMPLETA DE LA SÍNTESIS IMPARTIDA EN LA BASE DE EL GOLOSO EL 9 de septiembre de 2010

Mi general.
Buenos días.
Antes de iniciar esta conferencia quiero expresarte mi agradecimiento por haberme animado a exponerla. Hace algo mas de dos año me presenté a ti cuando estabas al mando del Regimiento de Infantería Príncipe Nº. 3, como Coronel Jefe del mismo y cuya Bandera ostenta tres laureadas de San Fernando, para ofrecerte el trabajo que había realizado sobre la biografía de uno de los héroes, con motivo de cumplirse el Centenario de su muerte; fruto de aquello fue su publicación a primeros de este año, por el Ministerio de Defensa, bajo el titulo: “El Cabo Noval. En el Centenario de la Campaña de 1909”.
Como historiador he recogido con rigor las crónicas de aquellos años, relativas a la hazaña protagonizada por tan insigne soldado y con el mismo rigor la sintetizo en este discurso. Con ello no hago más que enaltecer a los héroes, pues pocas cosas se han de presentar en que, con más justicia, se ensalce los nombres de los que ofrecieron en holocausto, su vida por la Patria.
El hecho de estar aquí, entre mis antiguos compañeros de Armas, me llena de orgullo y siento una emoción especial tan solo el pisar, de nuevo, el suelo de esta Base, donde dejé buena parte de mi vida y me llena de recuerdos inolvidables.
Los actos heroicos: El cabo Noval.
Héroes y heroínas.
Al pronunciar estos vocablos, inmediatamente nos lleva a hacer una reflexión interior de su significado, y también a nuestra mente acude la idealización del hombre o mujer que ha protagonizado una acción, fuera de las comunes y ordinarias, en el devenir diario de nuestra existencia. Los individuos de una colectividad, impresionados por este hecho elevan al hacedor de estas singulares acciones, a una categoría que, en apariencia, solamente esta al alcance de unos pocos.
Podemos encontrar distintas acepciones definitorias, aunque todas ellas son consecuencia de un pensamiento común entre los individuos de una misma sociedad. Veamos unos ejemplos que nos muestra la Real Academia Española de la Lengua:
- Es la persona admirada por sus hazañas y virtudes. Por lo general es el héroe de la juventud.
- El personaje principal de un texto literario o una trama cinematográfica; de gran impacto emotivo.
- El hijo de un dios y de un ser humano, v.g. Hércules.
- Por último son las personas que llevan a cabo una acción heroica. Los soldados son héroes cotidianos.
Podemos preguntarnos por cada una de ellas y comprender porqué los intelectuales llegaron a estas conclusiones o, al menos tratar socavar en sus pensamientos.
En la mente de todos esta fijada la hazaña protagonizada por nuestros veinte y tres compatriotas de la Selección Española de Fútbol. Ellos, al proclamarse campeones del Mundo, a lo largo y ancho de nuestra Patria, emulando los mejores tiempos de los vencedores griegos olímpicos a los que consideraron como héroes del Olimpo, fueron protagonistas admirados, al señorear la Bandera de España, a donde llegaron las imágenes de su victoria que todos hicimos nuestra.
A nadie escapa la admiración que sentimos por todo aquel que sobresale de un grupo determinado. ¿Quien no visto u oído hablar de las personas que salvan de su caída a un niño que accidentalmente cae de una ventana o balcón y le ha salvado la vida con peligro de la suya? ¿Quién no ha visto u oído de quien salva de perecer ahogado a otra persona? Son numerosos las acciones que conocemos a lo largo de nuestra existencia. Los conocemos generalmente a través de los medios de comunicación y generalmente son premiadas estas acciones, quedando constancia de ellas para las generaciones venideras.
Y...., atravesando la Historia de España. ¿Quien no ha oído hablar de Rodrigo Díaz de Vivar? El Cid, cuyas hazañas trascienden allende nuestras fronteras.
En las sociedades, existen instituciones que por su especial preparación y riesgo en el que hacer diario, asumen mayores peligros en situaciones adversas como es el caso de las Fuerzas Armadas, principalmente por las misiones que se les asigna, en teatros de operaciones hostiles.
Y es, entre los componentes de ellas, donde se da el mayor número de acciones heroicas por las circunstancias especiales e irregulares, en que muchas veces se ven comprometidos. Son acciones heroicas cotidianas la protección mutua de las acciones enemigos sobre nuestros propios compañeros, a los que no abandonamos nunca. Esta protección, asumida con la garantía de la nobleza de espíritu, sin pedir nada a cambio, llega a veces a circunstancias extremas, a veces hasta más allá del cumplimiento del deber y es entonces cuando el hecho trasciende y nace el héroe de leyenda. Por lo general son en los actos bélicos donde alcanzan su máxima expresión.
Pero no debemos confundirnos, no son solamente héroes o heroínas los individuos que reciben condecoraciones y reconocimientos por parte de las autoridades, es decir aquellas acciones que trascienden. Tenemos que tener muy en cuenta que las acciones heroicas están dentro del espíritu del individuo y generalmente muchas de ellas pasan desapercibidas para la comunidad y no van más allá del conocimiento de su propia persona; provienen del alma y por lo tanto son las que proporcionan mayor estímulo al propio individuo. Son aquellas acciones nobles que los hombres y mujeres se imponen así mismo, incluso a riesgo que no se puedan comprender sus actuaciones, con las consecuencias adversas que con sus interpretaciones puedan derivarse. Este riesgo consciente es precisamente el que da lugar al hecho extraordinario que solamente conoce el propio individuo y precisamente el que le ofrece su mayor autoestima.
Es la pre disposición al heroísmo, reflejo de los pensamientos nobles que guarda celosamente el individuo y que le estimula constantemente a hacer el bien, sin esperar nada a cambio. Intrínsecamente unidos a él estos subconscientes y nobles pensamientos, surgen espontáneamente como un volcán cuando pone a disposición de los demás su mas preciado tesoro: su propia vida que desprecia, a sabiendas que las de sus semejantes están en peligro.
Pues bien dicho esto, cuando surge una persona en una comunidad con estos parámetros del alma y es conocida su actuación, de tal forma que su actuación corre, como reguero de pólvora, entre el conjunto estimulando a su emulación, y la sociedad considera justa la recompensa a tales actos, queda impresa de manera eterna su impronta. Y esta sublime forma de comportamiento dada de manera explícita por la autoridad correspondiente en forma de recompensa, sella su actuación con el fin de que trascienda a las futuras generaciones
Cuando su acción ha llegado al paroxismo surge definitivamente el héroe nacional. Sería prolijo enumerar los héroes nacionales, las actuaciones de ellos se produjeron de muy distintas maneras. En nuestra mente está una heroína: Agustina de Aragón y un héroe: Cascorro, por nombrar dos de los de mayor relevancia.
El 2 de julio de 1809, la defensa del acceso a la ciudad conocida como del Portillo de Zaragoza, estaba siendo rebasada por momentos por los franceses que asediaban la Plaza, penetraban por la brecha que habían logrado abrir, después de que los servidores de una de las piezas de artillería allí apostada, habían caído bajo el fuego enemigo. De pronto, una de las mujeres que ayudaban a los que cubrían las improvisadas defensas, llevando municiones, tacos, agua y alimentos a pie de ellas, exclamaba: ¡Animo Artilleros, que aquí hay mujeres cuando no podáis más!. Al poco caía de un balazo en el pecho el Cabo que mandaba la posición y cuando una granada, voló a muchos otros Artilleros, quedando inutilizada la batería y expuesta a ser asaltada por los franceses que se acercaban en aquellos momentos, Agustina, viendo la situación tan adversa, tomó un botafuego y pasando por entre muertos y heridos, dio fuego a un cañón que se hallaba cargado.
Instantáneamente se levantaran los pocos Artilleros sorprendidos de aquel valor tan sublime, sosteniendo con ellos el fuego, hasta la llegada del refuerzo de otra batería y obligando al enemigo a retirarse precipitadamente. Palafox la condecoró con el título de Artillera con grado de subteniente y el uso de dos escudos de distinción con el lema, uno de ellos: "DEFENSORA DE ZARAGOZA" y el otro "RECOMPENSA DEL VALOR Y PATRIOTISMO". Con su hazaña se pudo contener el avance.
Con ocasión que su unidad estaba al frente del enemigo, Eloy Gonzalo se presentó voluntario, para prender fuego a la posición donde se encontraba. Pensó que su actuación le acarrearía la muerte, por ello solicitó a su jefe que le ataran una cuerda a la cintura, con la finalidad que rescataran su cuerpo exánime, una vez cumplida su misión. Así, armado con su fusil y con una lata de petróleo, reptando llegó a las posiciones, prendiéndoles fuego, regresando indemne. Fue condecorado con la Cruz de Plata. A pesar de que aquella actuación no salió apenas del círculo de la Institución militar, su hazaña se hizo muy popular en Madrid.
A principios del Siglo XX, los acontecimientos que estaban sucediendo en el Norte de África no auguraban buenos presagios a nivel internacional. Nuestras plazas de Ceuta y Melilla veían como la situación, mas allá de sus fronteras, podían tener consecuencias graves para su estabilidad y por ende, para sus habitantes. La kábilas del Rif no encontraban la autoridad que imprimiese orden y cohesión, y no reconocían la autoridad del monarca marroquí. Sobre los españoles se dejaba sentir cierto aire de pesimismo, después de haber perdido nuestro poder colonial en Cuba, Filipinas e isla de Guam. España necesitaba impregnarse, de nuevo, de amor patrio. Cuando en 1909 estalló el conflicto de Melilla, estaba aquello demasiado reciente y España entera temió que se volvieran a repetir las consecuencias, esta vez en nuestras propias carnes.
Aquella Campaña fue dura, murieron muchos hombres de uno y otro bando, los musulmanes lucharon contra nuestros soldados, valiéndose de cuantas ventajas tenían, conocían el terreno, se parapetaban tras sus piedras, como los nuestros se parapetaban tras de los blokaos; si ellos tiroteaban nuestros convoyes, nosotros lo hacíamos sobre sus zocos.
Los hechos de armas que tuvieron lugar en el Rif a cargo de nuestros soldados, fueron numerosos; con sus hazañas y heroísmos lograron que hasta las personas de mas duro corazón se conmovieran. Fue un año de laureados y del Regimiento del Príncipe Nº. 3, dieron su vida por la Patria: El Comandante González, el Sargento Villa, el Cabo Noval, el Tambor Ríos y los Soldados Fidalgo, Castro, Parga, Díaz, García y Fernández.
Hoy recordaremos a uno de estos héroes: El Cabo de Infantería Luis Noval Ferrao.
Luis Noval nació en el seno de una humilde familia asturiana, procedente sus padres de los montes aledaños a la capital del Principado de Asturias, de la zona de Siero de donde eran todos sus ascendientes. Marchó el matrimonio a Oviedo para trabajar él padre, Ramón, como carretero al servicio del Ayuntamiento, Perfecta como ama de casa, donde tuvieron tres hijos Olvido, Luis y Julio. La infancia y juventud la pasó Luis inmerso en los avatares propios de sus convecinos de generación, y al tiempo que estudiaba en la Escuela de Artes y Oficios de la que salió con el oficio de ebanista, iba de romerías de aldeas muy celebradas en sus prados. Aquel año de 1909, esperaban con ansiedad la llegada de las fiestas de San Mateo.
A finales del Siglo XIX, en Melilla nuestros soldados levantaban el fuerte de la Purísima Concepción en tierras melillenses, cuando fueron sorprendidos por un grupo de rifeños que causaron dos muertos y varios heridos. Fue el origen de una campaña que nos había de costar muchas bajas y a cuyo término se firmaría el tratado de Marrakech. En él se establecía una zona neutral garantizada por el sultán. Sin embargo no fue así.
En 1906 se firmaba el tratado de Algeciras, por él que, se reconocía por la comunidad internacional a Francia y a España como tutores preferentes y garantes de la paz en el Norte de África. Supuso el reconocimiento nominal de la independencia del sultán y de Marruecos, reconociendo éste a su vez la presencia en su territorio de ambos países que le habían de tutelar. Sin embargo, la penetración pacífica y el respecto a la soberanía del país vecino iban a ser difíciles, pues, si bien Europa reconocía la soberanía del sultán iba a ser negada sistemáticamente por su pueblo.
Consecuentemente, aprovechando este vacío de poder imperial, las sucesivas mehalas enviadas por el sultán eran derrotadas en el Rif por los partidarios de El Roghy, sucediéndose continuos altercados en el campo exterior de Melilla e incluso se adentraban en el campo neutral. Era quien mantenía la cohesión en muchas de las kábilas contra el Sultán y contra otro de los lideres El Chaldy. No es tema de esta conferencia el estudio pormenorizado sobre los acontecimientos bélicos y políticos de aquellos años, sino el conocimiento del hecho histórico y así continuaremos la dinámica narrativa.
Era tal el estado de la cuestión a finales de 1908 que el general Marina, a la sazón Gobernador de la Plaza, solicitó el envío de tropas desde la Península. Fruto de aquella petición, el gobierno de España decidió poner fin a aquella situación de zozobra y aislamiento en que se encontraba Melilla.
En Oviedo ya se habían sorteado los quintos y después de incorporarse a sus respectivos destinos, en el Acuartelamiento de Pelayo, el día 11 de Abril tuvo lugar el acto de juramento a la Bandera, de los que se habían incorporado al Regimiento de Infantería Príncipe Nº. 3 y entre ellos Luis Noval Ferrao.
Para aquellos musulmanes del Rif, no era comprensible la presencia de soldados europeos en sus territorios, tanto franceses como españoles. El hecho de verlos atravesar sus tierras y no estar al tanto del tratado hispano-marroquí, ni conocer las clausulas del Acta de Algeciras, los llevaba a estar en un continuo estado de agitación. La situación en las proximidades de Melilla era poco halagüeña. Los informes que se recibían en el Gobierno de Madrid señalaban un recrudecimiento de la situación que se estaba haciendo insostenible y venía a demostrar la conveniencia de los preparativos como medida de previsión.
Hubo diversos ataques contra los que estaban trabajando en el trazado de las vías de las minas, llegando a matar a varios españoles, otros se salvaron al escapar en una locomotora hacia Melilla obligando a las tropas, al mando del general Marina, a salir de la Plaza dando origen definitivamente a la guerra. Se ponía fin al cerco de Melilla y se fijaron posiciones. La Unidades militares siguieron avanzando en el campo exterior, al sur de Nador.
Los rifeños reunieron la harka y en el Gurugú comenzaron a divisarse numerosas hogueras llamando a la reunión de las kábilas, con el fin de hacer frente a las fuerzas españolas. Así lo hicieron atacando las posiciones conquistadas, y hostilizando a los convoyes, cuando la harka había alcanzado los 7000 hombres. Las unidades de refuerzo seguían llegando al puerto de Melilla.
La gravedad de aquellos enfrentamientos llegó a la máxima expresión, cuando en el Barranco del Lobo murieron 250 soldados y fueron heridos 450. Era el 27 de Julio de 1909. No había mas remedio que controlar al enemigo y en los planes del Gobierno para acabar con aquella situación necesariamente pasaba por el control del Gurugú, la magnífica atalaya natural que dominaba todo el teatro de operaciones. Era necesario iniciar el despliegue definitivo, el Gran Avance, de cuyos preparativos era constantemente informado S. M el rey Alfonso XIII.
Se ultimaba la formación de una nueva División, compuesta de dos Brigadas, una la integrada por los regimientos “Cuenca y “Guipuzcoa” con base en Vitoria y otra constituida por los regimientos “Príncipe Nº. 3” con base en Oviedo y el regimiento “Burgos” con base en León, cuando la harka ya había alcanzado los 30.000 hombres. Legamos al mes de septiembre y los rifeños seguían atacando, disparando a distancia e intentando esporádicos asaltos nocturnos recurriendo a la astucia para engañar a las tropas que ocupaban los puestos avanzados. Por ello el general Marina solicitó del Gobierno, de forma urgente, la incorporación de la División Sotomayor.
En Oviedo, en el acuartelamiento de Pelayo, el soldado Luis Noval era ascendido a cabo por elección, pasando destinado a la cuarta compañía del primer batallón del Regimiento del Príncipe Nº. 3 y su Jefe el Coronel Moló daba las ordenes de partida de su Unidad. El lugar elegido como base de concentración y partida fue la antigua fábrica de Mauri, convirtiéndose en lugar de encuentro con los familiares de los soldados que habían de marchar a pie, hasta la estación de ferrocarril.
No podía embarcar todo el Regimiento en un solo convoy, por ello se organizaron tres trenes cortos, así lo exigía en aquellos tiempos la subida del puerto de Pajares. Noval marcharía en el último tren. La despedida en la estación fue muy emotiva, como podéis imaginar orgullosos de ir a cumplir la misión asignada. Iniciaban el camino de los héroes, mientras la banda del regimiento entonaba la notas marciales. Allí estaba entusiasmada gritando: ¡Viva España! La cantinera del Regimiento, una mujer llena de ánimo y valor, Emilia Pérez que con guerrera de rayadillo y en el moño ondeando las cintas con los colores de la Bandera, daba más emoción al momento. Desde las ventanillas, las miradas de los soldados alegres y joviales se cruzan con los humedecidos y orgullosos de los que se quedan; Asturias se iba alejando.
El tren de Noval llegaba a Madrid a las siete menos cinco de la tarde, del día 11 de septiembre y a las cuatro cuarenta y cinco de la madrugada del 12 salía para Málaga, donde esperaban los navíos donde habían de embarcar. Su expedición lo hizo en el Ciudad de Cádiz.
El mar era una balsa que brindaba a los soldados seguir adelante, más allá, mientras entonaban canciones asturianas acompañados incesantemente por la gaita que dominaba de manera magistral, el cabo Iglesias,un gaitero de Avilés.
Amanece y aparece la silueta del Gurugú. Se corre la voz. Ya no se oye otra cosa que el deseo de tomar aquella atalaya. El desembarco, por medio de lanchones, del día 15 de madrugada se efectuó sin novedad para marchar, acto seguido, al campamento de Rostrogordo quedando reunido de nuevo el Príncipe Nº. 3. Ese mismo día el cabo Noval escribía a su hermana, Olvido, a la que manifestaba haber hecho un viaje feliz y muy divertido. Desde el campamento pudieron divisar por primera vez las hogueras que los harkeños encendían en el Gurugú.
Por fin llegaron las operaciones iniciales al Gran Avance; el día 20 salía de sus campamentos la División Tovar, reforzada por la Brigada Ayala de la División Sotomayor, para dirigirse al cabo de Tres Forcas y flaquear el Gurugú. En definitiva los puntos ocupados por nuestras tropas fueron, durante esta jornada, Taxdirt, después de un duro combate en el que estuvo presente el Cabo Noval y durante la cual el enemigo produjo entre nuestras tropas casi 200 heridos, Jatel, Taurit, Lejade. El general Marina pernoctó aquella noche cerca de Ed- Dar. Se tenía noticia que la harka la mandaba Abd El Kader, Caid de Benisicar.
El día 22 de nuevo escribía Noval desde Rostrogordo a su hermana: “He recibido tu carta en el momento de salir del combate que tuvimos el día de San Mateo del cual salí sin novedad”.
La posición del zoco el Had en el valle de Benisicar era de gran valor táctico por lo que penetra en el territorio, así que cuando el batallón del Príncipe Nº. 3 entró victorioso a las seis de la tarde, aparte de significar la separación de las fracciones importantes de la kábila, supuso una desmoralización para sus integrantes. El Had era un punto importante de paso hacia el Gurugú y reunía excelentes condiciones de defensa. Inmediatamente se procedió a su fortificación.
El día 27 de septiembre, después de los últimos despliegues y de reducir los últimos reductos enemigos, sometiendo las kábilas, e izado la Bandera de España en la alcazaba de Zeluán, se pensó que se había dado fin a la guerra y en los campamentos todo eran felicitaciones y pronto se regresaría a casa. Los rifeños habían encajado mal la toma de la alcazaba y El Mizzian decidió atacar el flanco mas vulnerable del teatro de operaciones y más desprotegido, la meseta de Beni Sicar. La posición elegida para el ataque fue la de Benalter que estaba guarnecida por unidades del
Regimiento del Príncipe Nº. 3 y el primer batallón del “·Burgos”.
Mientras la mayoría de los soldados trataban de conciliar el sueño, otros los de servicio: centinelas, escuchas y vigilancia permanecían alerta.
A las diez de la noche, el capitán ayudante del Coronel, había hecho la ronda reglamentaria; aparentemente todo estaba en calma, nadie se esperaba un ataque salvaje y los soldados tenían orden de hacer fuego sobre los musulmanes de los aduares próximos, puesto que se habían sometido al general Marina y se les había concedido autorización para pasar la noche, sin embargo había algo especial, los perros ladraban más de lo normal.....
Desaparecían las estrellas del cielo y la luna se ocultaba mientras amenazaban densos nubarrones; una neblina espesa, húmeda y fría, se extendía por el zoco y calaba los huesos; los soldados se cubrían con mantas y llegó a ser tal la cerrazón que no se veía a más de veinticinco metros. Después de las dos de la madrugada, quedó el campamento inmerso en una gran oscuridad.
Aprovechando aquella negrura, desde el fondo del barranco, una gran partida de rifeños que se había escondido en los aduares, tras las casas, lomas y chumberas, se acercaban desde sus escondrijos llegando a cercar el campamento, reptando sigilosamente cubiertos con sus chilabas pardas hasta ocupar posiciones muy próximas a las alambradas de la posición.
En ella, aún no había concluido la instalación completa de las defensas de los atrincheramientos y reductos y tan solo, en algunos tramos se habían extendido las alambradas. Por ello, para cubrir estos espacios y evitar que se infiltrara por ellos el enemigo, se montan una serie de patrullas fijas.
El teniente Castillo con efectivos de su Sección, estableció el servicio de seguridad en uno de aquellos espacios, colocando en pozos de tirador improvisados seis puestos dobles separados 25 metros aproximadamente, y designando una patrulla con la misión de recorrer dichos puestos; el resto de la sección permanecía de retén. Estas patrulla se alternaban en su recorrido el cabo Noval y el soldados de primera José Gómez.
Había llegado Luis Noval al último puesto de escuchas, eran las dos y media de la madrugada. Lo defendían los soldados Patiño y Fandiño. En ese preciso instante a su frente apareció un grupo de musulmanes que subían por el barranco, límite de la posición, haciendo desde el borde una descarga de fusilería contra el reducto colateral, respondiendo desde la posición al fuego del enemigo.
Dijo Patiño: Nos vamos de aquí, Noval, que nos fríen los fuegos cruzados.
Nada de eso dijo, Noval, no hay por qué preocuparse.
Acto seguido, viendo el cariz que estaba tomando la refriega les dijo: ¡Seguidme!
Fandiño hizo caso omiso de aquella orden y abandonando a su cabo se refugió en una pequeña trinchera que se encontraba a escasos metros a retaguardia, siguiendo únicamente a Noval el soldado Patiño. Ambos se dirigieron a la puerta de las alambradas del reducto en donde el Cabo creía que se encontraba la entrada, que había observado aquella misma tarde. Estuvieron a punto de ser acribillados por sus propios compañeros del reducto, por lo que tuvo que darse a conocer dando gritos, refiriéndose a él y a los dos del puesto que aún suponía le seguían. ¡Viva España! ¡Alto el fuego! ¡No tiréis que somos españoles!
Detrás de ellos avanzaba un grupo de rifeños. Al darse cuenta de ello el soldado Patiño, se arrojó al suelo metiéndose entre las alambradas, al mismo tiempo que gritaba: ¡No tiréis, soy de la cuarta del primero! Logrando salvar su vida. Luis quedaba solo recorriendo la alambrada seguido de cerca por aquellos. La fatalidad hizo que apareciese otro grupo de ellos a su frente, recorriendo la alambrada en sentido contrario, al tiempo que gritaban: ¡No tiréis que somos españoles! Estos mismos gritos eran repetidos por los que le seguían, sembrando el desconcierto entre los que defendían las nuestras trincheras.
Momentáneamente le estaba dando resultado puesto que el teniente Armendáriz, al ver el uniforme de Noval e inmediatamente, difuso por la oscuridad reinante, al grupo que asomaba detrás de él, le hizo pensar por un instante que se trataba de alguna patrulla de reconocimiento. Gritó instintivamente: ¡Alto el fuego!
Luis Noval dándose cuenta de la añagaza, aprovechando aquel momento de silencio gritó con rabia, dirigiéndose a sus compañeros de trinchera:
¡Tirad que son los moros! ¡Fuego aquí que son ellos! ¡Fuego contra ellos que son los moros!¡Viva España!
Simultáneamente apuntando su fusil hacia el enemigo que le venia de frente, hizo fuego y le vieron caer instantes después, herido de muerte al tiempo que se le oía: ¡Ay mi madre! Y gritar varias veces ¡Viva España!
El fuego siguió arreciando con ferocidad por espacio de media hora, fue un intercambio de disparos sin apuntar y sin saber exactamente de donde partían los proyectiles. La noche se volvió infernal hasta que se consiguió dominar la situación y rechazar al enemigo. El teniente Castillo se retiró hacia su reducto para llevar desde él una mejor defensa y enseguida echó de menos la presencia del cabo Noval. La misma noche había quedado fuera del reducto una patrulla al mando del sargento Viosca, cuatro habían logrado llegar al campamento el resto había muerto acribillado.
A las cinco de la mañana, la artillería comenzó a derribar con sus certeros disparos todos los aduares próximos, guarida de enemigos que huyeron despavoridos a las lomas, desde donde siguieron haciendo fuego.
Acto seguido se ordenaba una descubierta y una sección al mando del teniente Prendes, al que acompaña el capitán Fariñas y el comandante González. Una descarga cerrada segó la vida de éste, no sin antes gritar a los soldados que iban a socorrerle: ¡No importa, seguid adelante y matar a esos granujas! ¡Viva España! ¡Viva el Rey!
Una segunda descubierta lograba recoger los cuerpos del sargento Viosca y los cuatro soldados de su patrulla.
El sargento Álvarez salió en descubierta con ocho soldados, para recoger el cuerpo del Cabo Noval que estaba cabeza abajo hacia el barranco, inclinada en dirección a Melilla y abrazando tan fuerte el fusil que fue difícil desprender de su manos:el arma aún contenía tres cartuchos. A escasos metros se encontraba el cadáver de uno de sus enemigos con un machetazo en el pecho, dado con la bayoneta calada del Cabo español.
Los camilleros Ortíz y Rico trasladaron su cuerpo, observando las tres heridas que le habían causado disparos de fusil.
Todos en el campamento observaron en silencio y respeto su traslado al botiquín, habían conocido de inmediato las circunstancias de su muerte y aún resonaban en sus oídos sus gritos desesperados. Ocurrió tan deprisa...concluía aquella jornada del 28 de septiembre de 1909. Al día siguiente era ocupado el Gurugú y se izaba en su cima la Bandera de España.
España entera se sentía orgullosa de sus hijos. La bandera en el Gurugú era el postrer homenaje, a aquellos héroes que la defendieron y que aquella misma mañana recibían cristiana sepultura en el cementerio de la Purísima Concepción de Melilla. Era los héroes del zoco EL Had de Beni Sicar.
Sobre su tumba fue colocada una lápida que rezaba:” Diste tu vida por la Patria, escribiendo hermosa página en la Historia del invicto Ejército Español, como buen hijo y mejor patricio. Cabo Noval, en África.”
Por último, sabed que cual centinela impertérrito, esculpido en bronce y arropado por la bandera de España, se erige la figura del Cabo Noval en los jardines de su nombre, en la Plaza de Oriente de Madrid, frente al Palacio Real,
Os deseo mucha suerte a todos.
Muchas gracias.
Nada más mi General. A tus órdenes.
FIN

Monday, October 03, 2011


UN EVENTO IRRACIONAL

Se que lo que ahora expongo me ha sucedido y lo cuento, sin lograr que nadie acierte a encontrar una razonada solución que despeje tal evento.
Más aún, cunado yo en su tiempo lo explicba, me saltaban con que era alguna broma que alguien me quiso gastar, otras con justificar el suceso con la interpretación de una máquina, otras con mi equivocación ó con algo que de mi chistera sacaba e incluso que alucinaba, todas ellas para estar en desacuerdo con lo que les estaba contando, tratando de desmontar mi verdadera experiencia.
Pero antes de entrar en el objeto principal del evento, considero que ciertos antecedentes deben ser conocidos, por si pudieran aportar algúna luz a las incógnitas sobre el asunto que me invade.
Entre la sierra de Ávila, al Norte y las parameras del mismo nombre, al Sur, de Oeste a Este se extiende el fertil valle de Amblés, donde vivieron mis antepasados bajo la protección de su Patrona la Virgen de Sonsoles, un valle cerelista por antonomasia.
Tierra de trigo, avena y centeno, de austeras y petreas viviendas de gentes laboriosas, aferradas a su forma de vida, esperando la llegada del estio para extender las parvas, aventar el grano y recoger las sosechas en los sobrados.
Mis antepasados, todos ellos labradores del valle, habían llegado a las tierras de Ávila, en los tiempos de la Reconquista, de la mano de Raimundo de Borgoña en su labor repobladora, asentándose en él surgiendo nuevos poblados en aquellas tierras pertenecían al Rey.
En el año 1083 el condado de Ribagorza se separa de Navarra, para unirse al reino de Aragón y estaban allí ya los de mi apellido, concretamente se sabe de los que vivieron en Benabarre, la capital del condado.
Por lo tanto es de suponer que los primeros que llegaron vivieran en el núcleo de la capital, e inmediatamente su descendencia se distribuyera a lo largo y ancho del valle, procedíeran del Norte, posiblemente de la regiones de Lara, Covaleda ó de las Cinco Villas.
Hubo unos años, en los que andaba recorriendo el valle de Amblés, en busca de documentos que me informaran de los avateres de mis ancestros, entre archivos y hollando algunos pueblos realcionados con mi apellido y tuve la ocasión de encontrarme con familiares mas o menos lejanos de Padiernos, Muñopepe, El Salobral o Villatoro entre otros, a los que pude identificar además de de por el apellido por los rasgos físonómicos.
Y por supuesto no dejaba de visitar la Ermita de la Virgen de Sonsoles, Patrona del valle que su manto fue llevado para cubrir el cuerpo de mi abuela, al momento de su muerte, según tengo oido a mis progenotores.
Todo empezó cuando un día repetía la acción, repitiendo la misma secuencia y por más que intentaba sacar la página de un libro, se fotocopiaba otra distinta, la que misteriosamente él presentaba y no yo.
¿Que circunstancia era la que hacía que se cambiara la página? He aqui la cuestión en disputa que no la mía.
Leamos pues el relato.
En el Cuartel General del Ejército aquella mañana del 24 de febrero de 1997, lucía un sol espléndido, el personal en sus despachos y dependencias se afanaba por diligenciar sus obligaciones.
Como cada cual, hacia yo lo mismo en el despacho de recursos humanos, cosa que terminé a media mañana, pues el volumen de papeleo había sido escaso.
Entonces decidí aprovechar el tiempo y pensando en mis temas, me dirigí al filo del mediodía, hasta la biblioteca que estaba en el tercer piso de un edificio, cercano al palacio de Buenavista.
Después de saludar a las bibliotecarias, de las estanterías donde se encontraban los libros que trataban de las peculiaridades de las distintas regiones de España, extraje el titulado: ”Castilla la Vieja II”, que ya conocía, pues había tomado de él ciertas anotaciones en ocasiones anteriores.
Con él en la mano, volví a la mesa de mi despacho, hojeándolo con la intención de buscar alguna fotografía que me sirviese para ilustrar los escritos sobre la genealogía de mi apellido, en que me hallaba inmerso.
Algunas de ellas me interesaban particularmente, por estar relacionadas con los pueblos donde habían vivido mis antepasados en épocas pasadas, los del valle de Amblés.
Decidido a hacer fotocopias de las mismas, me levanté de la silla y con el libro, me dirigí hacia donde se encontraba la fotocopiadora, al otro lado del pasillo, dependencia de un compañero.
Una vez le hube saludado, sin más, levanté la tapa de la fotocopiadora.
Después de introducir los datos de impresión en el modo intermedio y el número de fotocopias, pulsando los botones correspondientes, abrí el libro por las dos páginas que me interesaban, depositándolo sobre el cristal, abatí la tapa hasta donde me permitía el volumen del tomo, y pulsé sobre el botón de inicio.
Estaban en aquella cámara Alhama y Lázaro, compañeros y amigos. El segundo solía ir a visitar a su amigo con frecuencia, casi todas las mañanas.
Las fotocopias fueron apareciendo con toda normalidad, a medida que yo las presentaba las imágenes que me interesaba.
La página 511, presentaba una fotografía del Pórtico del convento de Santa Teresa, tras una puerta de la muralla de Ávila, a la que hice la fotocopia y como había sucedido hasta ese momento, obtuve la copia con toda nitidez.
En ese momento salíó de la oficina Alhama, quedándose sentado a mis espaldas Lázaro.
Unas cuantas páginas, más adelante, se encontraba otra fotografía: la 513, subtitulada: "Ermita de la Patrona del valle de Amblés. La Ermita de la Patrona Virgen de Sonsoles".
Coloqué la página presentándola en el cristal, como venía haciendo hasta ese momento, pulsé el botón de inicio.
¡Córcholis! La copia que me expulsó en la bandeja era de la página 511: "Pórtico del convento de Santa Teresa de Jesús. Intramuros de Ávila".
Y es a partir de este momento, cuando comienza a suceder el hecho extraño e inexplicable que con el fin de facilitar su interpetación y no perderse en la sucesión con el número de las páginas, las mencionaré con parte de su título, ayudando de esta forma a su comprensión.
Es decir la 511 Pórtico; la 513 Virgen..
No era la página 511Pórtico la que había presentado sobre el cristal, sin embargo al voltear el libro comprobé que efectivamente la página era la 511 Pórtico.
Logicamnete pensaba que me había confundido y había puesto encima del cristal la 511 Pórtico y no la 513 Virgen, asi es que, coloqué de nuevo el libro, presentándolo sobre el cristal por la página 513 Virgen que era ahora, como antes, la que me interesaba y apreté de nuevo el botón de inicio.
La respuesta fue otra copia de la página 511 Pórtico, no la presentada, es decir la 513 Virgen.
Volví el libro y cual sería mi sorpresa que efectivamente era la página 511 Pórtico, por lo que, naturalmente, estaba hecha correctamente la fotocopia, aunque no la deseada.
Me dije entonces:
¡Marcos, eres un tonto del haba, presentando en el cristal la página que no queres hacer!
¿Como es posible que te confundas de página?.
En fin volvamos a intentarlo.
Volvía, de nuevo, a pasar las páginas hasta llegar a la 513 Virgen, a ver si de una vez por todas, hacía bien las cosas.
Presenté esta página sobre el cristal y apreté el botón de inicio pero, con gran sorpresa, volvió la maquina a expulsar la fotocopia de la página 511Pórtico y de nuevo, al voltear el libro presentaba la misma página, la 511Pórtico
Hice otro intento, ya un poco confuso de lo que estaba ocurriendo, volviendo a pasar a la págian 513 Virgen, cerciorándome de que la que ponía encima del cristal era esta y no otra, apreté con fuerza las tapas del libro y con la otra mano pulsé inicio. De nuevo aparecía la 511 Pórtico.
No podía creer lo que estaba ocurriendo, me volví hacia Lázaro y le dije:
Oye estoy idiotizado, no sé que pasa con esta fotocopia.
Haz el favor de venir a ayudarme, esto no parece muy normal.
Se levantó del lugar donde se encontraba y se colocó al lado mío, al mismo tiempo que le decía que se fijase bien en los pasos que hacía, con la intención de hacer la fotocopia que me interesaba, que era la página 513 Virgen y no otra, es decir la correspondiente a la fachada de la ermita de la Virgen de Sonsoles.
Tomé el libro y lo presenté de nuevo encima del cristal por esta página, pulsé el botón de inicio.
En la bandeja de salida apareció de nuevo la página 511 Pórtico, la de la puerta del convento de Santa Teresa que era la que aparecía de nuevo en el libro y que yo no había presentado en el cristal.
Ves, le dije a Lázaro.
Voy a repetir la jugada.
Esta vez serás tú el que apriete el botón, mientras yo me dedico con las dos manos, a fijar el libro por la página que me interesa, es decir la 513 Virgen.
Dicho y hecho.
Nuevamente volvió a parecer la página 511 Pórtico, la que presentaba el libro y no yo.
Volvimos a ejecutar los mismos movimientos, dos o tres veces después con el mismo resultado, era verdaderamente enigmático que reiteradamente el libro, después de presentado por la página 513 Virgen, lo que fotocopiaba la máquina era la 511 Pórtico, que era la que aparecía ante nuestros ojos al levantar el libro, como si una mano misteriosa sin mover para nada el libro cambiase las hojas.
¿Te puedes explicar esto? Le decía a Lázaro mientras mirabamos la máquina por todos los lados, intentando encontrar el problema.
No, de ninguan manera, No le encuentro explicación.
A decir verdad ¿Que tenía que ver la máquina que se comportaba como debía, sacado la copìa de la página que se le presentaba?
No era la máquina, la cuestión estaba en el libro, en el que inexplicablemente se cambiaba la página.
No quise seguir probando, le dije que era la última vez que lo intentáramos, procediendo de la misma forma, pero por fortuna, esta vez, si que expulsó en la bandeja la página 513 Virgen, al fin había conseguido hacer la fotocopia y el libro esta vez, si, presentaba la página 513 Virgen que como en las siete veces anteriores había colocado sobre el cristal. Por fin, era la correspondiente a la fachada de la Ermita de la Virgen de Sonsoles.
Un poco aturdido por lo que no acertaba a explicar, anoté detalladamente todo lo que había pasado en la agenda de mesa.
Después de comer, volví a las andadas con la fotocopiadora, tenía que finalizar mi trabajo para devolver el libro a la biblioteca, y tomándolo de nuevo fui en pos de nuevas fotos. En páginas posteriores encontré, una correspondiente a unas señoras sentadas al sol y en las eras, prenetando estas páginas encima del cristal y pulsé el botón.
De nuevo mi sorpresa fue mayúscula, cuando en la bandeja aparece la página 511 Pórtico, es decir la fachada del convento de Santa Teresa de Ávila. De nuevo el libro presentaba sobre el crital dicha página y no yo.
No quise averiguar más, en silencio recogí el libro y sin decir nada a Alhama, que estaba sentado en su lugar, me introduje en mi despacho, dándole vueltas al tema.
A pesar de no conseguir estas últimas ilustraciones para mi futuro trabajo, opté por entregar el libro a las bibliotecarias.
De inmediato, comenté lo sucedido y ninguno dio explicación a tal hecho. Cuando se lo conté a un sacerdote, que al día siguiente paso por las dependencias se límito a decir: No irás a creer que esto es un milagro.
Por supuesto que no, pero.......
A lo que Lázaro contestó:
Yo lo he visto hasta tres veces.
Asi sucedió y asi lo cuento.
Nunca encontré explicación a lo ocurrido, mi madre y mi mujer fueron las únicas que creyeron lo que les contaba, aunque sigo sin encontrar ninguna respuesta.
FIN


UN DIA EN VILLALENGUA


No hay nada mas atractivo para mi que conocer desconocidos lugares de España, tal vez de ahí el que no haya mostrado demasiado interés en pisar otras del extranjero, considerando que aún me quedaban por descubrir muchas de las maravillas que atesora nuestra patria.
Y fue así que aprovechando la invitación de uno de mis familiares cercanos que hace poco mas de cuatro o cinco años, llegó a la villa de Villalengua casualmente al descubrir que estaba en venta uno de los molinos de la localidad, fui a esta tierra de maños.
Se trataba del Molino maquilero de Arriba que se encontraba en estado ruinoso, comprándolo y restaurando la vivienda en estos años y proponiéndose en un futuro próximo, recuperar las piezas y muelas de este antiguo molino para ponerlo en funcionamiento.
Era aquel día de últimos del verano, espléndido en la villa zaragozana de Villelngua, lucía el sol por los cuatro costados y Miguel Puertas había preparado en la pradera que rodea el edificio de tal manera que sus vecinos estuvieran cómodos, disfrutando del día y del magnífico cordero asado con patatas que al horno, sirvió de acicate para que se convirtiera la jornada en un día entrañable, al que se sumó la Alcaldesa.
Aprovechando la mañana mientras preparaban el ágape, me dediqué a conocer por medio de uno de los invitados y vecino de la localidad a saber de aquella villa y de aquel valle que se ofrecía a mi vista.
Me contaron que había otro molino mas cerca del río y que en el valle y montañas aledañas era lugar y hábitat de cérvidos, jabalís, conejos, perdices, zorros e incluso más allá, se podían ver de vez en cuando una familia de buitres volando en busca de sus presas.
Un trasiego de tractores remolcando cajas de madera repletas de peras, camino de los almacenes, indicaban la feracidad de la huerta que rodeaba esta antigua localidad.
Pero quise saber más sobre ella, buscando en los archivos e incluso recabé en la hemeroteca, algunos datos que me ayudaran a confeccionar este artículo que le había prometido a Miguel.
Supe así que que la fecha más antigua por la que se conoce y se nombra al poblado de Villalengua, es de 1139, fecha en que enumera a la localidad el papa Lucio II. Unos años después, en 1181, aparece su nombre en un documento que dice: "el obispo de Tarazona, llegó a un acuerdo en relación con los de Calatayud, Cetina, Talamente, Villalonga y Campillo, lugares pertenecientes a la encomienda sanjuanista de Calatayud." Fue la villa de hidalgos e infanzones, en la Edad Media.
Se sabe que hubo un antigua iglesia de estilo gótico que se construyó en 1370. Derruida sobre ella se construyó la actual del Siglo XVI, donde veneran los villalenguinos o camuesos, a sus santos patronos San Gervasio y San Protasio.
No se pueden dejar de mencionar que en distintos lugares del pueblo, los vecinos levantaron ornacinas, con imágenes de la virgen o de santos, siendo el más antiguo el de santas Lucía y nombrados el resto con los nombres de: el del Pilar, San José, Inmaculada, San Leonardo y el de los Santos.
Villalengua, situada en la zona más alta de un cerro, situado a la margen izquierda del río Manuble, afluente del Jalón, contempla el valle del Manuble, donde antaño presenció el paso de musulmanes y a buen seguro cabalgó con sus mesnadas el Cid.
Fue Villalengua una recinto fortificado, quizás unas veces en manos de moros y otras de cristianos, pues fue el rió Manuble linea frontera de unos y otros y como todas los poblados de la comarca de Calatayud, estuvieron fortificados, aunque en la actualidad solo se conoce la existencia de aquella fortaleza por contadas referencias.
La antigüedad tanto del molino de abajo como este de arriba, probablemente se remonte a los mismos años. Los molinos eran imprescindibles en las economías en base a los cereales, de tal manera que cuanto más se extendía el trigo, más necesidad había de aumentar el número de estos ingenios y esto sucedió  a lo largo del siglo XIX. Hasta aquellos momentos habían sido suficientes los establecidos por los señores feudales, pero a partir de  esta época  el aumento constante de la demanda de molienda, serán insuficientes propiciando que se instalarán otros.
El aumento en el número de molinos se verá favorecido,en primer lugar por las necesidades que tenia la monarquía que procuraban obtener toda clase de ingresos e intenta sustraer de los señores feudales todas las regalías que pudiera. Es decir  todo aquellos que eran privilegios del rey pero que estaba en la práctica en manos de aquellos: el monopolio de establecer molinos en sitios de su reino y la potestad de conceder permiso para su establecimiento.
Debido a estas circunstancias  y después de casi seis siglos de la reconquista cristiana, se va a romper el monopolio de la época feudal que había estado en manos de los señoríos, desde el siglo XIII.
La instalación de los molinos se va a facilitar por las leyes de libertad de industria y de comercio que se promulgaron en el régimen liberal, tras la abolición definitiva del antiguo régimen, a la muerte del rey Fernando VII en 1833.
Posibilitó  entonces que proliferasen los molinos a todo lo largo donde eran necesarios y se levantaron  donde podían aprovecharse las corrientes de agua.
Cosa que sucedía en este terreno accidentado, donde destacan los cerros de san Gregorio, Hinojosa y Varona, de naturaleza arcillosa pudiéndose apreciar esta característica en las cárcavas de color rojizo, desde la villa. Un valle regado por el Manuble y también por los arroyos de Carcabantes y Monegrillo, así como por las aguas que aportan los barrancos de Escalones, Canaleja y Morata.
Crece en sus tierras la carrasca, el romero y la aliaga y es una maravilla ver correr el agua por las acequias procedentes del Manuble, y la velocidad de la corriente patrocinada por las distintas alturas y que se construyeron para mover las aspas de los molinos que como el de Abajo, disponían de un gran depósito de este apreciable elemento.
En las huertas se cultiva el frutal, la alfalfa, remolacha, judías, patatas y distintas hortalizas. En las tierras de secano los cereales, cada dos años. Así mismo es de estacar las tierras dedicadas al cultivo de la vid. Forman parte del ganado, al que se dedica las tierras de pastos, el de cerda, lanar, y cabrío.
Hay canteras de pizarra y algunas minas que están sin explotar actualmente. Cerca de los arroyos se levantan los zarzales que en esta época se encuentran repletos de zarzamoras y que tuve la ocasión de recolectar, confeccionando mi mujer Soledad, una excelente mermelada.
En la actualidad son muy renombradas las bodegas de San Gervasio y San Protasio, donde se preparan vinos de excelente calidad. En el verano de 1884, una nota en un periódico de Calatayud decía:" Nos escriben de Villalengua dándonos cuenta del lisonjero aspecto que presentan las cosechas de aquel rico pueblo, privilegiado por su suelo y por su cielo. Respecto a transacciones en vino, nos dice el corresponsal que se nota alguna animación, en el importante mercado de la villa que nos ocupa, con tendencia a la exportación para Castilla que seguramente se acentuará, por el buen estado de las cosechas de aquella zona. Al presente los precios oscilan entre 23 y 24 pesetas el alquez."
Sobre su historia escribieron el Rvdo Don Ignacio Mendoza Aragón en su obra: "Historia de Villalengua". Francisco Zaragoza Ayarza en su artículo: "Villalengua" en Archivos Municipales de la provincia de Zarazoza. María Luisa Lesdesma Rubio en "Templarios y Hospitalarios de Aragón". Germán López Sanpedro en "Calatayud y su comarca" y Madoz en su Diccionario geográfico estadístico. FIN