LOS REFUFIOS DEL VALLE DE ULLDECONA
Una llamada de atención.
Asturquín.
Para llegar a estos refugios es imprescindible contar con la autorización del Ayuntamiento de Ulldecona. Eso es lo que hice, nada más llegar al lugar donde la visita siendo acompañados por uno de los agentes municipales, el cual me indicó la dirección a seguir. mientras, en el coche nos iba relatando a mi hijo y a mí, el modo y las circunstancias en que se realizaron los descubrimientos de las pinturas rupestres que en ellos se encontraban y motivo de mi interés.
Parece ser que por los años setenta las había descubierto un muchacho del pueblo, aficionado a la escalada y es así que un buen día, durante uno de los descansos sus compañeros no le dejaban conciliar el sueño, decidió escalar hasta uno de los abrigos y quedarse en solitario a pasar la noche tranquilamente. Cuando a la mañana siguiente abrió los ojos se quedó atónito, observando las numerosas pinturas que se encontraban a escasos centímetros de sus ojos.
La vista panorámica del amplio valle de Ulldecona ofrece la misma imagen de las montañas de fondo que veían los cazadores que utilizaron estos refugios, puesto que está realizada desde uno de ellos. Tal vez la única diferencia es que, en aquellos tiempos, el valle podía estar cubierto por las aguas, al menos en algún periodo.
Las laderas escarpadas ofrecen las mismas características que en el valle de Valtorta y sus pinturas y figuras parecidas connotaciones. Los refugios aquí se encuentran aprovechando una gran hendidura en medio de la ladera rocosa.
Sin embargo mi mayor interés de centró al observar el más amplio de ellos y que estaba en el mismo camino o sendero que nos lleva a los menos accesibles, aunque ahora hay mayor facilidad al haber colocado unas escalinatas adosadas a la pared y que no dejan de tener su peligro sobre todo para la clase menuda, de ahí la insistencia en el agente municipal a que tuviera especial cuidado al encaramarme hasta uno de aquellos habitáculos.
En efecto el refugio a que me refiero es de una gran dimensión y durante muchos años, generaciones diría yo, ha sido lugar empleado para hacer sus hogueras en invierno, como lugar de comida de descanso para los pastores etc. Como consecuencia la pared está completamente ennegrecida y una ancha capa de hollín la cubre En uno de los extremos aparece sin embargo la única figura relevante de la época estamos tratando, precisamente en uno de los extremos en donde los efectos de los humos no llegaron nunca.
Me hizo pensar de inmediato los tesoros pictóricos que podía albergar este refugio, al suponer que esta espesa capa negra haya servido como resguardo del vandalismo y la destrucción a que se han visto sometidos otros enclaves prehistóricos más expuestos y accesibles.
Por tanto, desde este espacio llamo la atención a las autoridades que consideren la posibilidad de limpiar estas paredes, para comprobar esta hipótesis. Si debajo se encuentran pinturas, lo más probable, a buen seguro que podríamos descifrar con más detalle el modo de vida de aquellas gentes y su forma de vida.
Una llamada de atención.
Asturquín.
Para llegar a estos refugios es imprescindible contar con la autorización del Ayuntamiento de Ulldecona. Eso es lo que hice, nada más llegar al lugar donde la visita siendo acompañados por uno de los agentes municipales, el cual me indicó la dirección a seguir. mientras, en el coche nos iba relatando a mi hijo y a mí, el modo y las circunstancias en que se realizaron los descubrimientos de las pinturas rupestres que en ellos se encontraban y motivo de mi interés.
Parece ser que por los años setenta las había descubierto un muchacho del pueblo, aficionado a la escalada y es así que un buen día, durante uno de los descansos sus compañeros no le dejaban conciliar el sueño, decidió escalar hasta uno de los abrigos y quedarse en solitario a pasar la noche tranquilamente. Cuando a la mañana siguiente abrió los ojos se quedó atónito, observando las numerosas pinturas que se encontraban a escasos centímetros de sus ojos.
La vista panorámica del amplio valle de Ulldecona ofrece la misma imagen de las montañas de fondo que veían los cazadores que utilizaron estos refugios, puesto que está realizada desde uno de ellos. Tal vez la única diferencia es que, en aquellos tiempos, el valle podía estar cubierto por las aguas, al menos en algún periodo.
Las laderas escarpadas ofrecen las mismas características que en el valle de Valtorta y sus pinturas y figuras parecidas connotaciones. Los refugios aquí se encuentran aprovechando una gran hendidura en medio de la ladera rocosa.
Sin embargo mi mayor interés de centró al observar el más amplio de ellos y que estaba en el mismo camino o sendero que nos lleva a los menos accesibles, aunque ahora hay mayor facilidad al haber colocado unas escalinatas adosadas a la pared y que no dejan de tener su peligro sobre todo para la clase menuda, de ahí la insistencia en el agente municipal a que tuviera especial cuidado al encaramarme hasta uno de aquellos habitáculos.
En efecto el refugio a que me refiero es de una gran dimensión y durante muchos años, generaciones diría yo, ha sido lugar empleado para hacer sus hogueras en invierno, como lugar de comida de descanso para los pastores etc. Como consecuencia la pared está completamente ennegrecida y una ancha capa de hollín la cubre En uno de los extremos aparece sin embargo la única figura relevante de la época estamos tratando, precisamente en uno de los extremos en donde los efectos de los humos no llegaron nunca.
Me hizo pensar de inmediato los tesoros pictóricos que podía albergar este refugio, al suponer que esta espesa capa negra haya servido como resguardo del vandalismo y la destrucción a que se han visto sometidos otros enclaves prehistóricos más expuestos y accesibles.
Por tanto, desde este espacio llamo la atención a las autoridades que consideren la posibilidad de limpiar estas paredes, para comprobar esta hipótesis. Si debajo se encuentran pinturas, lo más probable, a buen seguro que podríamos descifrar con más detalle el modo de vida de aquellas gentes y su forma de vida.
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