LA FAMA DE TREINTA ESPAÑOLES, UN SIGLO ANTES DE CRISTO
Escrito de Asturquín
Hace 2100 años, nacen en diferentes lugares de Hispania, una treintena de muchachos aguerridos, que van a formar parte, años después, de un hecho relevante para el Senado y el pueblo de Roma.
En Italia, las legiones romanas, estaban enfrascadas en guerras contra la rebelión de antiguas tropas, ya licenciadas, que habian servido como auxiliares, durante muchos años, y que hartas de reclamar sus derechos a ser ciudadanos romanos, se rebelaban ahora contra Roma. Duraron mucho tiempo, hasta el 88 a. de C.
Con el objeto de reforzar las legiones, Roma, acude a reclutar tropas auxiliares a lugares de distintos puntos de sus dominios.
Así fue como, que guerreros indígenas, se desplazaron a Italia, a los diferentes frentes de lucha; también unidades procedentes de Hispania, entre ellas la denominada: Turma Sallvitana.
Esta unidad estaba compuesta por tres decurias, cada una de diez jinetes; podiamos decir que se trataba, para entendernos, del escuadrón de Salduvia, la actual Zaragoza.
Todos ellos debieron comportarse con un valor fuera de lo común, a juzgar por los honores que recibieron por su actuación, en la contienda que se dió junto a Áscoli (Italia), el 17 de Noviembre del 89 a de C. Nada menos que se les concedió la ciudadanía romana.
Pero a este extraordinario galardón, el cónsul Gneo Pompeyo, les concede a cada uno de ellos, el uso del cornículo, para colocarse en su casco de guerra y les entregó la patela, una especie de bandejita, donde figuraba el nombre del galardonado. Ambas recompensas eran de un alto valor .
Igualmente, por la acción que habían realizado y cuya concreción, al menos, desconozco en detalle, se les concedió otras de carácter ordinario, tales como el torque, que era un collar metálico, la armilla, es decir un brazalete, y la falera, que era una recompensa para el caballo de guerra, que se acoplaba a arnés.
Finálmente, se les concedía doble ración de grano, sustanciosa recompensa económica, probablemente vitalicia.
Cabe imaginar, el orgullo con que aquellos treinta jinetes regresarian desde Italia, para encontrarse con sus familias y amigos de sus ciudades, en el valle del Ebro. Eran de Zaragoza; de la zona de Jaca. Otros eran de Lérida; tambien de Egea de los Caballeros, así como de Leyva en la Rioja. Otros de la zona navarra de Lumbier, etc.
Cuando el hijo de Gneo Pompeyo, Quinto Pompeyo, llamado el Grande, estuvo en Hispania, en lucha contra Sertorio, trece años más tarde, encontró en la región la ayuda de los influyentes y veteranos équites que habian luchado junto a su padre.
De todo ello, da testimonio el llamado: "Bronce de Áscoli", que se encuentra expuesto, en los Museos Capitolinos de Roma. FIN
Hace 2100 años, nacen en diferentes lugares de Hispania, una treintena de muchachos aguerridos, que van a formar parte, años después, de un hecho relevante para el Senado y el pueblo de Roma.
En Italia, las legiones romanas, estaban enfrascadas en guerras contra la rebelión de antiguas tropas, ya licenciadas, que habian servido como auxiliares, durante muchos años, y que hartas de reclamar sus derechos a ser ciudadanos romanos, se rebelaban ahora contra Roma. Duraron mucho tiempo, hasta el 88 a. de C.
Con el objeto de reforzar las legiones, Roma, acude a reclutar tropas auxiliares a lugares de distintos puntos de sus dominios.
Así fue como, que guerreros indígenas, se desplazaron a Italia, a los diferentes frentes de lucha; también unidades procedentes de Hispania, entre ellas la denominada: Turma Sallvitana.
Esta unidad estaba compuesta por tres decurias, cada una de diez jinetes; podiamos decir que se trataba, para entendernos, del escuadrón de Salduvia, la actual Zaragoza.
Todos ellos debieron comportarse con un valor fuera de lo común, a juzgar por los honores que recibieron por su actuación, en la contienda que se dió junto a Áscoli (Italia), el 17 de Noviembre del 89 a de C. Nada menos que se les concedió la ciudadanía romana.
Pero a este extraordinario galardón, el cónsul Gneo Pompeyo, les concede a cada uno de ellos, el uso del cornículo, para colocarse en su casco de guerra y les entregó la patela, una especie de bandejita, donde figuraba el nombre del galardonado. Ambas recompensas eran de un alto valor .
Igualmente, por la acción que habían realizado y cuya concreción, al menos, desconozco en detalle, se les concedió otras de carácter ordinario, tales como el torque, que era un collar metálico, la armilla, es decir un brazalete, y la falera, que era una recompensa para el caballo de guerra, que se acoplaba a arnés.
Finálmente, se les concedía doble ración de grano, sustanciosa recompensa económica, probablemente vitalicia.
Cabe imaginar, el orgullo con que aquellos treinta jinetes regresarian desde Italia, para encontrarse con sus familias y amigos de sus ciudades, en el valle del Ebro. Eran de Zaragoza; de la zona de Jaca. Otros eran de Lérida; tambien de Egea de los Caballeros, así como de Leyva en la Rioja. Otros de la zona navarra de Lumbier, etc.
Cuando el hijo de Gneo Pompeyo, Quinto Pompeyo, llamado el Grande, estuvo en Hispania, en lucha contra Sertorio, trece años más tarde, encontró en la región la ayuda de los influyentes y veteranos équites que habian luchado junto a su padre.
De todo ello, da testimonio el llamado: "Bronce de Áscoli", que se encuentra expuesto, en los Museos Capitolinos de Roma. FIN
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