UN HECHO INEXPLICABLE
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Por Asturquín.
El día 24 de febrero de 1997, pasaba por ser de lo más monótono, otro más de aquellas interminables mañanas donde los papeles se despachaban por regla general en no más de las dos primeras horas. Ese día no me agobiaba el trabajo, así que me las ingenie para ocupar mi mente y pensando en mis temas, me dirigí al filo del mediodía, hasta la biblioteca que estaba en el tercer piso de un edificio anexo al palacio de Buenavista.
Después de saludar a las bibliotecarias, me dirigí a las estanterías donde se encontraban los libros que trataban de las peculiaridades de las distintas regiones de España, tomando el titulado: ”Castilla la Vieja II”, que ya conocía, pues había extraído de él ciertas anotaciones en ocasiones anteriores.
Con él volví a mi lugar, donde me dispuse a hojearlo con la intención de buscar alguna fotografía, que me sirviese para iluminar mis escritos de genealogía de mi apellido en que me hallaba inmerso.
Algunas de ellas me interesaban particularmente, por se relativas a los pueblos donde habían vivido mis antepasados y trabajados sus tierras en épocas pasadas. Me decidí a hacer fotocopias de las mismas.
Cogí el libro y me dirigí hacia el lugar donde se encontraba la fotocopiadora, que estaba después de atravesar un pasillo, en otra dependencia de un compañero. Después de saludarlo sin más, levanté la tapa de la fotocopiadora y después de introducir los datos de numero de fotocopia que marqué con el dígito uno y establecer la tonalidad en el modo intermedio, abrí el libro por las dos páginas que me interesaban, cerré la tapa hasta donde me permitía el volumen del tomo, presioné sobre el botón de inicio.
La página 511, presentaba una fotografía del pórtico del convento de Santa Teresa, tras una puerta de la muralla de Ávila, a la que hice la fotocopia y como había sucedido hasta ese momento obtuve la copia con toda nitided. En ese momento salí de la oficina Alhama, quedándose sentado a mis espaldas Lázaro.
Unas cuantas páginas más adelante se encontraba otra fotografía, en concreto en la 513, subtitulada: ”La Ermita de la Patrona Virgen de Sonsoles”; coloqué la página presentándola en el cristal como venía haciendo hasta ese momento, apreté el botón de inicio. La copia que me expulsó en la bandeja era de la página 511. No era la que yo había puesto sobre el cristal, sin embargo al voltear el libro comprobé que efectivamente la página era la 511.
Pensando que había puesto encima del cristal la 511 y no la 513, como era lógico, coloqué de nuevo el libro presentándolo sobre el cristal por la página 513 que era ahora, como antes, la que me interesaba y apreté de nuevo el inicio. La respuesta fue otra copia de la página 511, no la presentada, es decir la 513. Volví el libro y cual sería mi sorpresa que efectivamente era la página 511, el pórtico de Santa Teresa, por lo que naturalmente estaba hecha correctamente la fotocopia . Aunque no la deseada.
Me dije para mis adentros que era un giliboinas, al presentar en el cristal la página que no quería hacer, mientras volvía a pasar las páginas hasta llegar a la 513, la de la ermita de Sonsoles, a ver si de una vez hacía bien las cosas apreté el inicio volviendo de nuevo a expulsar la fotocopia de la página 511 y de nuevo al voltear el libro estaba en la misma página.
Volví de nuevo, ya un poco mosqueado de lo que estaba ocurriendo, a pasar páginas hasta la 513, y me cercioré intensamente de que la que ponía encima del cristal era esta y no otra, apreté con fuerza las tapas del libro y con la otra mano le di al inicio. De nuevo aparecía la 511. No encontraba explicación, me volví hacia Lázaro y le dije: oye estoy idiota, no se que pasa con esta fotocopia, haz el favor de venir a ayudarme esto no parece muy normal.
Se levantó del lugar donde se encontraba y se colocó al lado mio, al mismo tiempo que le decía que se fijase bien, en los pasos que hacía para hacer la fotocopia que me interesaba, que era la página 513, como ya he dicho la correspondiente a la fachada de la ermita de Sonsoles. Tomé el libro y lo presenté de nuevo encima del cristal por esta página, apreté el botón de inicio, apareciendo en la bandeja de salida la 511 la de la puerta del convento de Santa Teresa, era la que aparecía de nuevo en el libro y que yo no había presentado en el cristal. Ves, le dije a Lázaro, vuelvo a repetir la jugada y esta vez serás tu el que apriete el botón mientras yo me dedico con las dos manos a fijar el libro por la página que me interesa, es decir la 513. Dicho y hecho, aunque de nuevo volvió a parecer la 511.
Volvimos a ejecutar los mismos movimientos dos o tres veces después con el mismo resultado, resultaba verdaderamente enigmático que reiteradamente el libro después de presentado por la página 513, lo que fotocopiaba la máquina era la 511, que era la que aparecía ante nuestros ojos al levantar el libro, como si una mano misteriosa sin mover para nada el libro cambiase las hojas.
No quise seguir probando, le dije que era la última vez que lo intentáramos, procediendo de la misma forma, pero por fortuna, esta vez, si que expulsó en la bandeja la página 513, al fin había conseguido hacer la fotocopia y el libro esta vez, si, presentaba la página que como en las siete veces anteriores había colocado sobre el cristal. Era la correspondiente a la fachada de la Virgen de Sonsoles.
Un poco aturdido por lo que no acertaba a explicar, recogí todo lo que había pasado en la agenda de mesa, anotando punto por punto todo los sucedido.
Después de comer, volví a las andadas con la fotocopiadora, tenía que finalizar mi trabajo, tomando de nuevo el libro, en busca de nuevas fotos. En páginas posteriores encontré, una correspondiente a unas señoras sentadas al sol y en las eras. Presenté estas páginas encima del cristal y apreté el botón.
De nuevo mi sorpresa fue mayúscula cuando en la bandeja aparece la página 511, es decir la fachada del convento de Santa Teresa de Ávila. No quise averiguar más, en silencio recogí el libro y sin decir nada a Alhama, que estaba sentado en su lugar, me introduje en mi despacho, dándole vueltas al tema.
A algunos les conté lo sucedido y ninguno dio explicación a tal hecho. Afortunadamente fue testigo Lázaro, que cuando se lo coté al pater que al día siguiente paso por las dependencias, le ratificó que el lo había visto hasta tres veces. Nunca encontré explicación a lo ocurrido, mi madre y mi mujer fueron las únicas que creyeron´que les estaba contando las cosas tal y como pasaron, aunque sin encontrar ninguna racionalidad. ¿Alguien puede encontrar una explicación razonada?. FIN
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