Wednesday, November 15, 2006



EL ATAQUE AL ZOCO DE BENISICAR
PRIMER CENTENARIO DE LA MUERTE DEL CABO NOVAL
por Asturquín
Así lo describía el Telegrama del Rif, el 29 de septiembre de 1909, hace ahora cien años:
Durante la madrugada de ayer, oyóse vivo tiroteo en las posiciones que ocupa la división Sotomayor, lo que hizo suponer que había sido atacada por la harka.
Así fue, en efecto. A la una y media comenzaron los primeros disparos, y a las dos y media era muy vivo el fuego.
La división Sotomayor ocupa, como es sabido, las lomas que separan los valles de los ríos Frajana y Oro, en las inmediaciones de Sidi- Auriach.
Es posición muy extensa, con ligeras ondulaciones en la meseta y rápidas vertientes hacia los dos ríos, que la limitan por Oriente y Occidente.
Yendo desde la plaza se encuentra, en primer término una altura , que es la retaguardia de la posición; delante de ellas otra donde tiene establecido su cuartel general el Sr. Sotomayor, y, separada de ésta por suave ondulación, otra estrecha y alargada de Nordeste a Sudeste.
En los flancos derecho e izquierdo hay dos campamentos rodeados de fosos y alambradas: En el frente de bandera, que mira a poniente, otro; en un saliente del terreno, y entre éste y el extremo Sur, un cuarto, rodeado de trincheras.
Al iniciarse el fuego, las respectivas guarniciones corrieron a sus puestos para repeler la agresión. Los indígenas ocupaban las alturas vecinas a la margen izquierda del río Oro, donde estuvo el general Tovar, y desde ellas hostilizaban con tenacidad el frente y derecha de la dicha loma avanzada, y otro grupo menos numerosos lo efectuaba desde las alturas de la derecha del río Frajana, haciendo blanco de sus iras el campamento de la izquierda.
Los proyectiles enemigos silbaron toda la madrugada sobre la posición perforando las tiendas y causándonos dos muertos y cinco heridos en el campamento de la derecha.
Nuestros bravos soldados contestaban con fuego por descargas, cuando percibían los fogonazos, que fueron acercándose hasta divisarse en la misma loma.
Antes de amanecer, descendieron los atacantes y trepando por las agrestes laderas de la loma llegaron hasta ella interponiéndose algunos, con osadía sin límites, entre los cuatro campamentos, dispuestos a tomarlos a viva fuerza.
El general Sotomayor dictó oportunas medidas y la sección del Parque móvil, que presta tan excelentes servicios, agregada a la división municionó los puntos atacados, que se hallaban escasos de cartuchos.
De no haber habido alambradas, hubiéranse empeñado luchas cuerpo a cuerpo, porque los atacantes llegaron hasta las mismas cercas, encontrando algunos allí la muerte.
Al comenzar el crepúsculo, descendió el enemigo al valle, ocupando las primitivas posiciones.
Cuando fue de día se hizo la descubierta al mando del comandante del regimiento del Príncipe D. Álvaro González, que encontró muerte gloriosa durante el reconocimiento, como igualmente un sargento y varios soldados.
Al amanecer y antes de la descubierta, entró en fuego la artillería dispersando al enemigo, que se dividió refugiándose unos en las estribaciones occidentales del Gurugú y corriéndose otros a cubierto de las vecinas alturas de la izquierda del río Oro.
Algunos tenaces indígenas, continuaron haciendo disparos aislados, hasta que el persistente cañoneo los dispersó por completo.
El ataque más rudo fue sobre el frente y flanco derecho, pero también silbaron las balas sobre la posición intermedia y la retaguardia.
Los muertos son el dicho comandante, un sargento y dos soldados, y los heridos un capitán, dos sargentos y doce soldados.
Durante la descubierta se hicieron tres prisioneros, uno de ellos herido de gravedad.
Después se supo, que el ataque lo habían llevado a cabo quinientos kabileños de Beni- Urriaguel llegados anteanoche de su kábila para reforzar la harka y otros quinientos de los Beni-Sicar no sometidos, que habitan en las vertiente Sur del Gurugú.
El enemigo ha tenido grandes pérdidas. En las mismas alambradas del flanco derecho había cuatro cadáveres y en diversos sitios grandes regueros de sangre demostraba que habían retirado cadáveres y heridos.
La división Sotomayor se defendió heróicamente y merced a su arrojo logró frustrar el ataque.
Varios kabileños de Frajana, se han presentado al general Sotomayor manifestándole que estaban dispuestos a defender la parte de su territorio que linda con el flanco izquierdo del zoco de Beni- Sicar.
A última hora de la tarde fueron llevados al cementerio los cadáveres y a los hospitales los heridos.
A los pocos días, el mismo periódico publicaba bajo el epígrafe: un héroe. Lo siguiente:
Se han recogido los siguientes pormenores de como ocurrió la muerte del cabo del Príncipe, Luis Noval, en el ataque a la posición del Had.
El cabo se encontraba en la avanzadilla de uno de los campamentos de la posición de Sotomayor. A las tres y minutos de la madrugada, tres moros, arrastrándose por la pendiente y sin hacer el menor ruido, avanzaron hacia el cabo amparados en la oscuridad.
Uno de los indígenas lanzóse contra el cabo tratando de sujetarlo, pero Noval apercibido entonces, le atravesó con el cuchillo bayoneta.
En aquel momento los oros dos moros cogieron al cabo por los brazos, y uno de ellos, de Benisicar por cierto, le dijo: “No te matamos, si nos llevas a la entrada de la alambrada.”
Noval no contestó, limitándose a tratar de desasirse. Los moros le empujaron hacia adelante.
Otros indígenas subían ya la cuesta.
De pronto Noval, cuando los moros que lo sujetan creen que accede a conducirlos, grita con todas sus fuerzas: ¡Fuego muchachos, fuego, que suben, Viva España¡
Estos gritos son oídos por los demás soldados y la trinchera se cubre de fuego. Noval y los dos moros caen a tierra; es muerto el primero de los indígenas y gravemente herido el segundo, que es quien ha dado estos detalles.
Otros moros que apresuradamente subían son también diezmados.
He ahí como ocurrió la muerte del cabo Luís Noval, del héroe que llamó así las balas para salvar a sus compañeros amenazados.
Seguramente las Patria sabrá premiar tan sublime proceder.
El juicio contradictorio que se llevó a cabo a fin de concederle la Laureada de San Fernando, relata sus últimos momentos de manera distinta, siempre heroica desde luego avisando a sus compañeross y queda claro que nunca permitió dejarse hacer prisionero, sin embargo este relato prendió en el pueblo, y así lo vieron sus contemporáneos, y la escena como se presentaba nunca ocurrió.

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